miércoles, 28 de marzo de 2007

EL EJEMPLO DE LOS HUNZAS




Los Hunzas son un pueblo que vive en el Himalaya, en el extremo norte de Pakistán, cerca de la frontera china, y se halla rodeado por algunos de los macizos montañosos más altos de la tierra: el Hindu Kush y el Karakorum. Viven separados por montañas de hasta 7000 mts. de altura. Está atravesada por ríos, afluentes todos del gran río Indo, que forman valles muy profundos. Las laderas de las montañas han sido acondicionadas por sus habitantes con terrazas para el cultivo de cereales y de árboles frutales, especialmente albaricoqueros.

Se trata de una región remota, enigmática y legendaria, por la gran longevidad que alcanzan sus habitantes. Su aislamiento geográfico ha permitido la pervivencia de unos hábitos de vida muy sanos y naturales, posiblemente desde hace varios milenios.

Varias tribus habitan en esa región y han vivido ignoradas por mucho tiempo. Cuando los ingleses colonizaron la India, enviaron a todas las provincias, médicos encargados de examinar el estado sanitario de los habitantes y de ofrecerles ayuda.

Así fue como un joven médico escocés, Mac Carrison, aceptó el puesto de Médico de Estado en la India. Se lanzó con ardor a una investigación relacionada con las enfermedades que prevalecían en el norte de Cachemira. Sus funciones lo llevaron con regularidad, durante 14 años, entre 1904 a 1918 a numerosas y reducidas poblaciones y los hunzas fueron una de ellas.

Estos individuos hicieron impacto en su subconsciente, por su hermosa conformación física, su gran capacidad de trabajo y su magnifica salud, pero como su curiosidad de médico se orientaba por completo a las enfermedades, ese pueblo le pareció el más insignificante, el menos interesante. Aparte de algunas fracturas, en efecto, jamás hubo nada que examinar o curar entre ellos.

En esos tiempos se ignoraba lo referente a los diversos grados de la salud y sus manifestaciones características. En ese entonces, como hoy en día, los médicos se preparan y conocen más de las enfermedades. Esa es su mayor preocupación. La salud era algo así como un estado sin alteraciones pronunciadas o perceptibles.

Muchos años después, sus trabajos científicos llevaron a Mac Carrison a preguntarse que era la salud. Entonces recordó a los hunzas y se dedicó a investigar las razones de su salud tan excepcional. Su estudio lo llevó a comprobar que los hunzas se encuentran exentos de enfermedades crónicas y oponen a sus infecciones una poderosa fuerza de reacción y defensa. Aparte de algunos accesos de fiebre, breves y violentos, y de vez en cuando algunas inflamaciones oculares, que aparecen al final del invierno, pasado en viviendas repletas de huno, Mac Carrison no pudo descubrir entre ellos enfermedad alguna.

La vejez no debilitaba su visión ni su audición, sus dientes de conservaban intactos, el corazón seguía siendo capaz de esfuerzos. La vida solo se extingue a una edad avanzada, sobre los 100 años, y se ve a muchos centenarios labrar los campos. La capacidad de los hunzas para el esfuerzo es notable. Ni la fatiga ni el miedo dan la impresión de existir para ellos. En la montaña son cargadores y corredores incomparables. Muestran siempre un buen estado de ánimo y las enfermedades mentales tampoco existen.

Tras un estudio profundo de todos los factores que pueden determinar ese estado de salud asombroso de los hunzas, herencia, raza, higiene, etc. Mac Carrison llegó a la conclusión de que el factor decisivo de la salud , el factor clave, debía ser buscado en la alimentación.

Al regresar a Inglaterra verificó durante varios años sus conclusiones, por medio de vastos experimentos con ratas. Dio a 1200 de estas la alimentación típica de los barrios bajos de Londres: pan blanco, platos dulces a base de harina blanca, confituras, carne, arenques (pez parecido a la sardina), conservas, golosinas y de vez en cuando un poco de legumbres cocidas. Encontró en estas ratas, después de un plazo más o menos prolongado, casi todas las enfermedades que existían en el hombre. Esos animales sometidos a la influencia de un régimen urbano, se volvían poco a poco irritable, agitados y agresivos. Algunos de ellos terminaron por devorarse entre sí. A otro grupo de ratas, Mac Carrison les suministró la alimentación típica de los hunzas. Estas ratas se mantuvieron exentas de enfermedades y entre ellas reinaba la paz y el entendimiento.

En 1934 y 1935, otro sabio, David Lorimer, se interesó por los hunzas. Era lingüista, y fue con su esposa a habitar durante 15 meses con los hunzas para estudiar su idioma y sus costumbres. Entre otras cosas informó que los hunzas viven de la agricultura y la ganadería. Su régimen alimenticio se compone en esencia de cereales y frutas, y en ocasiones de legumbres. La carne es magra y rara, los productos lácteos poco abundantes. Los cereales que cultivan son el mijo, el trigo y la cebada. Hay frutas en abundancia. Todos los frutos son secados para la temporada fría. También disponen de patatas, lentejas y otras legumbres, pero en cantidad limitada.

El invierno dura entre 4 y 6 semanas y se mantienen de las reservas almacenadas, y al comienzo de la primavera se alimentan de brotes, plantas del huerto y hierbas silvestres. Este período de privaciones en que comienzan a faltar los alimentos, al iniciar la primavera, coincide con la época de los grandes trabajos agrícolas. Las caras enflaquecen, las facciones se vuelven angulosas, y sin embargo, las personas se muestran activas, limpias, ordenadas y alegres. Esta subalimentación periódica y pasajera, ese ayuno relativo, no produce perjuicio alguno en la salud de este pueblo, sino todo lo contrario.

La longevidad y la notable salud de los habitantes del valle de Hunza, ha llamado la atención de diversos investigadores. Durante mucho tiempo, se pensó que esa longevidad extraordinaria era debida únicamente a factores genéticos. Pero, las interesantes investigaciones llevadas a cabo en ese pueblo, han demostrado que los factores ambientales desempeñan un papel mucho más importante que el de la herencia. Éstos son: alimentación básicamente vegetal, clima seco y soleado, y estilo de vida austero con abundante ejercicio físico.

Los doctores Toomey y White, destacados cardiólogos norteamericanos, visitaron esta región en 1964 y realizaron diversos estudios, que fueron publicados en el American Heart Journal. Refieren que los hunza llevan una dieta muy sobria, a base de frutas secas y desecadas, nueces, hortalizas diversas y cereales (cebada, trigo y mijo). Consumen un poco de leche de cabra, y tan solo comen carne de cordero una o dos veces al año, en las fiestas.

Después de estudiar a 25 hombres que tenían entre los 90 y los 110 años, los citados doctores concluyeron que todos ellos tenían un a presión arterial, un nivel de colesterol y un electrocardiograma normales. Entre los hunza no se conoce el cáncer, las enfermedades al corazón, la diabetes o el envejecimiento prematuro.

La alimentación básicamente vegetal, el ejercicio físico, la vida tranquila y el aire puro, parecen ser los secretos de la longevidad de los habitantes del valle de Hunza, según las investigaciones llevadas a cabo.

Lamentablemente, la salud de los hunza a cambiado en los últimos años, pues han llegado hasta ellos los “adelantos” de la civilización: conservas, dulces y productos refinados procesados industrialmente. Se han empezado a dar los primeros casos de caries y de enfermedades digestivas, antaño desconocidas. Pero, a pesar de todo, siguen siendo uno de los pueblos más longevos de la tierra.

miércoles, 14 de marzo de 2007

AMAR MÁS

Reflexionando acerca de la perdida de su hijo que murió a los 18 años, la Sra. Frances Gunther escribió estas palabras: "Hubiera querido que amásemos más a Johnny cuando aún vivía. Por supuesto que amábamos mucho a Johnny, y él lo sabía. Todos lo sabían. Pero, amar más a Johnny, ¿qué significa? ¿Qué puede significar ahora?"
Todos los padres de la tierra que han perdido hijos en la guerra se han hecho esta clase de preguntas, y han buscado una respuesta. Para mí, significa amar más la vida, ser más consciente de la vida, de mis semejantes y de la tierra…
Significa preocuparse más y más por los demás, por los de mi país y por los extranjeros, por los que están en la tierra. Significa preocuparme más en cuanto a Dios.

NO HAY MAYOR AMOR

El 13 de enero de 1982 despegó, del Aeropuero Nacional de Washington, el vuelo 90 de Air Florida. Sin embargo, el peso adicional ocasionado por las adherencias de hielo en las alas y en el fuselaje fue excesivo. El aeroplano ya en el aire se estremeció y comenzó a perder altitud. Segundos después chocaba contra el puente de la calle 14 y se sumergía en las heladas aguas del río Potomac.
Aunque han pasado varios años, quienes vieron el informe de la televisión del desastroso episodio, no podrán olvidar una escena. Cuando el helicóptero de rescate lanzó una cuerda a los sobrevivientes que estaban en el agua, un hombre tomó la cuerda y la pasó a otro que estaba junto a él en las frías aguas del río. Pronto volvió el helicóptero y se extendió nuevamente la cuerda hacia aquel hombre. De nuevo el caballero pasó la cuerda a otro pasajero que con dificultades se mantenía a flote. Cinco veces la cuerda estuvo al alcance de la mano de aquel hombre – y cinco veces la extendió a otro. Cuando el helicóptero volvió por sexta vez, aquel hombre había desaparecido.
Esta singularísima manifestación de abnegación, que un hombre voluntariamente diera su propia vida para que otros pudieran salvarse, produjo una ola de admiración hacia aquel anónimo “hombre en el agua”.
Posteriormente, aquel hombre fue identificado por el Servicio de Guardacostas como Arland D. Williams, hijo, de 46 años, auditor bancario de Atlanta, Georgia, Estados Unidos. El 6 de junio de 1983 el presidente Ronald Reagan brindó honores póstumos al señor Williams, otorgándole la medalla de oro del Servicio de Guardacostas. Arland Williams dio su vida por un grupo de personas a las que no conocía.

EL HOMBRE QUE DIOS ENVIÓ

Cuando Doug Meland, traductor de la Biblia a idiomas indígenas, y su esposa se mudaron a una aldea de los indios fulnio, en Brasil, éstos los llamaban simplemente "el hombre blanco". Esta forma de llamarlos no era de ningún modo un cumplido, por cuanto otros hombres blancos los habían explotado, habían quemado sus hogares y les habían quemado sus tierras. Pero después de que los Meland aprendieron la lengua de los fulnio y comenzaron a ayudar al pueblo con medicinas y de diversos modos, los aborígenes comenzaron a llamar a Doug "el hombre blanco respetable".Cuando los Meland comenzaron a adaptarse a las costumbres de la gente, los fulnios los aceptaron más ampliamente y llamaron a Doug "el indio blanco".
Tiempo después, en una ocasión en que Doug estaba lavando el pie sucio y cubierto de sangre de un niño fulnio herido, escuchó que alguien de los que estaban junto a él comentaba: "¿Quién ha visto alguna vez a un hombre blanco lavar el pie a un indio? ¡Ciertamente, este hombre viene de Dios!" Desde ese día, siempre que Doug entraba en una casa india, lo anunciaban de esta manera: "Aquí viene el hombre que Dios envió".

viernes, 9 de marzo de 2007

CITAS CÉLEBRES

El orgullo es el que ofende, no la otra persona.

Piensa dos veces… y no digas nada.

No juzgues a un hombre por lo que los demás dicen de él, sino por lo que él dice de los demás.

El que da lo que puede, no está obligado a más.

Quien no ha afrontado la adversidad, no conoce su propia fuerza.

No se es superior porque se tiene más inteligencia, sino porque se sabe emplearla.

Los sueños y la perseverancia, son una poderosa combinación.

La soledad es un buen lugar para visitar, pero un mal sitio para quedarse.

Yo, el pasado intento no olvidarlo, pero no lo añoro; prefiero perder el tiempo en el territorio de la esperanza que en el de la nostalgia.

Si quieres estar fuerte como un buey, come lo que come el buey, pero no te comas al buey.

Has de tu alimento, tu primer medicamento.

La salud es lo primero.

Un gramo de prevención, vale más que un kilo de curación.

No te acerques a una cabra por delante, ni a un caballo por detrás, ni a un tonto por ningún lado.

El recurso más eficaz para ahorrar trabajo, sigue siendo el dinero.

Nadie que esté por debajo de ti puede ofenderte. Y nadie que sea tu igual lo haría.

La fuerza de una nación se deriva de la integridad del hogar.

Los hijos son las anclas que sujetan a una madre a la vida.

Muchas cosas se pierden por no pedirlas.

Si alguien piensa que no tiene responsabilidades, es porque no las ha descubierto.

Llegará un momento en que creas que todo ha terminado. Ese será el principio.

La motivación nos impulsa a comenzar, y el hábito nos permite continuar.

El medio para hacer cambiar de opinión es el afecto, no la ira.

Un hombre se vuelva viejo, cuando los lamentos ocupan el lugar de los sueños.

La vida de los seres humanos, es una serie de conversaciones.

El que quiere hacer algo, encontrará un medio; el que no, encontrará una excusa.

Todos nacemos con una dotación de cualidades y defectos. Hay que descubrir las primeras y luego encontrar la manera de aprovecharlas para hacer fortuna.

Una vida fácil constituye una meta difícil de alcanzar.

Lo más importante en este mundo, no es dónde estamos parados, sino en qué dirección nos movemos.

No es la montaña lo que conquistamos, sino a nosotros mismos.

Lo único que los muertos se llevan a la tumba, es lo que dieron.

La mayor parte de los fracasos nos vienen por querer adelantar la hora de los éxitos.

lunes, 5 de marzo de 2007

DIEZ RAZONES POR LAS QUE CREO EN DIOS



En el principio Dios..." (Génesis 1:1). Sobre ese terreno se establece mi ser, mi esperanza y mi destino. Sin ese sólido fundamento de creencia en Dios la vida estaría vacía. Para algunos resulta difícil creer en un Dios viviente y personal. Otros consideran extraño poder establecer una relación profunda y significativa con Dios. Yo no. Para mí, Dios es real, y tan real como podría desearlo, para ser guiado, corregido o dirigido por el camino de la vida. Siguiendo esta reflexión sobre mi fe en Dios, he pensado en por lo menos diez razones conducentes al sostenimiento de esta convicción.

1. Yo creo en Dios por la gran belleza que la mayor parte de la naturaleza aún exhibe. La belleza de la naturaleza no emana necesariamente de una interpretación evolucionista. La naturaleza habla de un diseño que contempla la inclusión de la belleza como parte integrante de su propósito.

2. Yo creo en Dios por el orden, la complejidad y la complementación existente en la naturaleza. La mayor parte de la naturaleza funciona bien en conjunto y parece que una parte ha sido hecha para la otra, como un gigantesco rompecabezas. Ello revela la existencia de un diseño que responde a un propósito previo, sin lugar para el azar como alternativa.

3. Yo creo en Dios por las numerosas formas por las cuales la ecología, lo circundante, la ubicación y los movimientos de nuestro planeta asisten con precisión a las necesidades de la vida en la tierra, dentro de sus muy estrechos límites. Esto nuevamente se asemeja mucho más al resultado de un diseño previo que al azar.

4. Yo creo en Dios por causa de gente como Albert Schweitzer, Madre Teresa e innumerables millones de sacrificados seres humanos. Las vidas e impulsos altruistas contradicen el acertó evolucionista de la "sobrevivencia del más apto". Hay testigos sacrificados de la existencia de una bondadosa y amante presencia en el mundo y el universo: una presencia con influencia sobre mucha gente que afectuosa y generosamente ayuda a otros, alejándose de sus propios intereses personales. No hay beneficio evolucionista que pueda inspirar a hacer algo así.

5. Yo creo en Dios por los buenos rasgos de carácter que mucha gente todavía posee a pesar de las fuertes influencias negativas. Me refiero a cualidades como honestidad, generosidad, perdón, consideración, tolerancia, equilibrio, paciencia, determinación, atención al despreciado y otras más. Nosotros admiramos todas esas cualidades porque ellas son, en efecto, cualidades divinas modeladas en nosotros por Dios. La mayoría de ellas son contrarias al principio evolucionista de acuerdo con el cual el hombre para el hombre es un lobo. Desde luego, muchos no creyentes poseen un excelente carácter, pero ¿no es esta otra manifestación de la influencia no reconocida de Dios en el mundo?

6. Yo creo en Dios porque numerosas personas, incluso yo mismo, hemos experimentado en muchas ocasiones la protección providencial contra peligros y hemos tenido la satisfacción de ver vidas transformadas para el bien, prosperando sobre todo imprevisto, aun en circunstancias extremadamente adversas. Dios, quien creó las leyes naturales, no es esclavo de las mismas. El puede ciertamente hacer excepciones. Eso es lo que llamamos "milagro".
Yo creo que Dios está listo para proteger, guiar y bendecir a aquellos que creen en él y están dispuestos a obedecerlo. Por supuesto, hay quienes se consideran a sí mismos tan sofisticados o independientes que no pueden aceptar someterse ante el Ser Supremo. ¿Pero significa ello que no puede ser cierto?

7. Yo creo en Dios porque docenas de estudios científicos serios han demostrado que los creyentes dedicados disfrutan de numerosas ventajas sobre creyentes nominales o no creyentes. Los cristianos devotos son más felices, saludables, generalmente más prósperos y longevos, y evitan mucho mejor diversas patologías sociales que los creyentes nominales o los no creyentes. Yo creo en Dios no para conseguir tales beneficios. Con o sin ellos, puedo percibir el efecto positivo de creer en Dios en mi vida, mis pensamientos y mis acciones.

8. Yo creo en Dios por los destructivos efectos de la falta de relación con él, como resulta evidente en individuos y sociedades enteras. Estos efectos incluyen falta de propósito en la vida, decaimiento moral, crimen, dependencia química, y un mayor deterioro de la sociedad en general.

9. Yo creo en Dios porque otra alternativa no conduce a lo que es bueno y feliz en la vida humana. La razón por sí sola no es confiable y las más brillantes mentes humanas no pueden ser creíbles a la hora de producir sistemas de pensamiento constructivo. Por ejemplo, ¡Platón quería sustituir la familia por el estado! Entre otros "iluminados" pensadores, filósofos más recientes como Nietzsche, proponen un "superhombre" moralmente libre. Sartre y Heidegger promovieron el existencialismo, cuya posición atea lleva al aquí y ahora, a no ser para la desesperación y la falta de sentido de la existencia. Todo esto demuestra que el pensamiento humano sin orientación no es confiable. En ocasiones, esto ha dado lugar a escandalosas distorsiones y los más temibles errores, aún de los filósofos más profundos.

10. Yo creo en Dios el Creador, porque la teoría alternativa de los orígenes —o la evolución— está llena de anomalías lógicas y huecos informativos. Considera lo siguiente:
Mientras hay evidencia de microevolución en la naturaleza, es decir, cambios que incluyen adaptación al ambiente dentro de la misma clase de organismos, no hay evidencia que los organismos abandonados a su suerte se vuelvan más complejos y sofisticados. Parecería que se diera lo opuesto. Incluso las mutaciones pueden revertirse a sus previas entidades de origen.

No hay evidencia de que organismos de una clase puedan volverse organismos de otra clase superior, tanto gradual como súbitamente. Hasta ahora no se han podido exhumar fósiles intermedios confiables. Por el contrario, los registros fósiles muestran distintas especies con pocos o ninguno de los así llamados intermedios.

En cuanto al "equilibrio puntual"—hipótesis que propone que los cambios rápidos ocurren en lugares aislados para que luego se produzca la diseminación—, no se ha logrado respaldar por evidencia alguna, como tampoco se han podido encontrar esos lugares. Esto suena más a una caprichosa explicación por falta de evidencia proveniente de los fósiles, que una aplicación del método científico.

Las complejidades extremas de la célula, la mente humana, el ácido desóxido ribonucleico (ADR), e incluso los más simples aminoácidos, sencillamente no podrían crecer al azar, aún si se les concediera ilimitados eones de tiempo. Este "milagro del azar" así propuesto, es el deseo del pensamiento de quienes rechazan la idea del diseño inteligente. La posibilidad estadística de que cualquier cosa como esta acontezca es tan extremadamente pequeña que resulta imposible para cualquier propósito práctico. Cediéndole todo el tiempo del universo, un fuerte viento soplando sobre un desarmadero no podría ensamblar un Boeing 747. Ni tampoco lo lograría un cerebro humano o un código genético que simplemente "emerja" como resultado de la interacción de fuerzas naturales dispuestas al azar.

Resumiendo estos breves comentarios sobre la teoría de la evolución, resulta claro que la gente que no está decidida a insistir en que la existencia de Dios está fuera de toda discusión, podría encontrar más lógica, basada en la evidencia —o en la falta de ella— en la posibilidad de creer en un Diseñador Inteligente que en aquella teoría deficiente. La creencia en Dios no es necesariamente un recurso para mentes perezosas. Luego de pesar los pro y los contra de ambas partes, es más lógico ver una Mente Inteligente actuando en el universo que aceptar el castillo de naipes "científico" de la evolución.

Las previas diez razones me parecen más que suficientes para aceptar la idea del Diseñador Inteligente —un Diseñador Inteligente y Amante: Dios. Aunque no puedo probar que Dios existe, por todo lo expuesto concluyo que él debe existir y por lo tanto, no puedo resistir su amor, su guía y su plan para mi vida.
Autor: Héctor Hammerly

PONER AMOR DONDE HAY ODIO

Estudiaba en un colegio católico con 15 años. En la entrada de las oficinas había un cuadro de lindas flores, con un mensaje que decía: “Poner amor donde hay odio”. Ese mensaje me hacía reflexionar. Una vez, iba saliendo de la sala de clases para irnos a casa, cuando sentí un empujón por la espalda. Me di vuelta y ví que allí estaba el matón del colegio, un joven gordo, grandote y bravucón. Mientras me decía burlonamente: _“¿Cómo estás pues…?” Y me insultó _“Oye, este tiene cara de… “ Y hasta ahí no más escuché, porque al ver sus ojos tan llenos de odio, me acordé del cuadro del colegio: “Poner amor donde hay odio” Pensé en el poco amor que debe de haber recibido, en el rechazo que en todos generaba y traté de ser amable y darle amor. Mientras que el esperaba una actitud pasiva, confiando en su gran porte físico, o una agresión física o verbal, por el empujón que me dio y por sus burlas e insultos, yo le respondí el saludo así: _“Hola, pues” Y lo llamé por su nombre, con voz afectuosa, poniéndole mi mano en su hombro y caminando junto a él y le pregunté cálidamente: _“¿Cómo estás?” Él sorprendido y sonrojado de desconcierto, contestó inconcientemente: _“Bien”, caminando cabizbajo y meditabundo unos pasos más y rectificó su respuesta diciendo: “Bien mal”. Nunca más fue bravucón conmigo, y solo por poner amor donde hay odio.

NACER DE NUEVO

Íbamos tres amigos a visitar a un matrimonio, invitados por la esposa, que era compañera de curso y su esposo, de nombre Gregorio, el cual era profesor de matemáticas y racionalista. Llegamos y nos preguntó sobre doctrinas, sobre el día de reposo, de porqué no aconsejamos comer carne de cerdo y otros puntos. Al ver su actitud incrédula y sus preguntas solo de curiosidad, yo le respondí: “Mira, a Jesús también le hicieron unas preguntas muy similares a las tuyas y la respuesta que Jesús dio, pareciera que no encajaba con las preguntas, pues a él le estaban preguntando por algo específico y él respondió con algo que no tenía relación con la pregunta. Jesús le respondió: ‘Gregorio, tú tienes que nacer de nuevo… nacer del agua y del espíritu… porque eres un pecador, y necesitas de un Salvador… porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna, en Cristo Jesús, Señor nuestro’”. Después de esa respuesta, se produjo un silencio, y este joven profesor dejó esa actitud defensiva y distante, y abrió su corazón con franqueza y sinceridad a la Palabra de Dios. Jesús sabe cual es la verdadera pregunta, la respuesta y la necesidad que tenemos, aún antes de que la expresemos.

LA VERDADERA REFORMA

Después de vivir la terrible experiencia de un ataque al corazón, una mujer de 40 años de edad declaró: _"Mi vida ha dado un giro de 180 grados”. Dejó de fumar, se unió a un club de control de peso y adelgazó 26 kilos. Limitó también su consumo de sal, grasas, colesterol y adoptó un programa diario de gimnasia. _"Por primera vez en mi vida”, escribió después, _"supe lo que significa la buena salud”. Sin saberlo, esa mujer se convirtió en una “reformadora”. Introdujo ciertos cambios en su sistema de vida y para su sorpresa, descubrió que gozaba de un estado de salud que nunca antes había experimentado. La mayoría de las personas rechaza la idea de “reforma”. La palabra les parece relacionada con un enfermizo ascetismo que padecen los menospreciadores de la buena vida. En realidad, la reforma que nos lleva física, mental o espiritualmente a una relación armoniosa con Dios, siempre produce la verdadera felicidad.

PARA SALVAR AL ENEMIGO


Un pastor bautista, Peter Miller, vivía en Ephrata, Pennsilvanya, durante la Revolución Norteamericana y gozaba de la amistad de George Washington. Michael Wittman, también vivía en Ephrata. Éste hizo todo lo que pudo para humillar al pastor Miller. Un día, Michael Wittman fue arrestado por traición y fue condenado a morir. El pastor Peter Miller viajó 100 km. a pie hasta Filadelfia, para rogar por la vida del traidor. _No, Peter_ dijo el general Washington. _No puedo darte la vida de tu amigo. _¡Mi amigo!_ exclamó el anciano pastor_. Él es el más acerbo enemigo que he tenido en mi vida. _¿Qué?_ gritó Washington_. ¿Haz caminado 100 km. para salvar la vida de tu enemigo? Esto pone el asunto en un plano diferente. Lo perdonaré. Y así lo hizo. Peter Miller llevó a Michael Wittman de vuelta a casa en Ephrata. Ya no era más su enemigo, sino su amigo.


jueves, 1 de marzo de 2007