lunes, 23 de abril de 2007

EL ARTISTA

Cuando el cincel abrió por vez primera el bloque de granito,

un hondo grito lanzó, como si fuera carne viva,

de aquella roca la partida entraña.


¡Piedad, Señor! ¿Qué saña, qué furia cruel y loca te anima contra mi?

¿Por qué me hieres?¿ Qué tengo yo contigo que me quieres?

En el regazo de mi madre roca, yo me hallaba feliz,

tranquila, y olvidada feliz en la inconciencia de mi nada,

y nada en lo feliz de mi inconsciencia.


Mas hoy, tu hierro en chispas encendido,

con que furor insano arranca trozos de mi pecho herido.

¡Aparta!¡Déjame! ¡Detén tu mano!

¡Un golpe! ¡Otro golpe!

¡Otro más! ¡Otro!¡Y otro!

¡Y otro todavía!

El Artista callaba y proseguía ...

Aunque tenía el corazón pungido,

por el dolor de aquella piedra que gemía...

Y así, bajo los golpes del constante cincel batido por el mazo,

fue abriendo aquel bloque como si fuera carne palpitante.


A cada golpe un fúlgido chispazo, a cada golpe un grito.


Un grito, y una forma que surgía del bloque de granito.


¡Martirizada gestación !¡Tormento hecho fecundo por milagrosa mano!

Que ora con vigorosa incisión o leve tocamiento,

iba sacando de la informe masa, conforme a sus designios inspirados,

aquí un suave contorno, allí una arista.


¡Dolor! ¡Cincel creador en manos del Artista!

Y así del bloque aquel surgió una forma en que alentó la vida.


En el pecho de la piedra pulso vivo, caliente, enternecido, al fin un corazón...

En los ojos de piedra, una caliente lágrima brilló ...

Y en los labios de piedra, agradecida, reverente, humilde,

tembló por fin la voz:

¡Perdóname, Divino Artista del amor y del dolor !...

¡Perdóname Señor! Yo no sabía...

El Artista callaba y sonreía.

Fuente: LA VOZ DE LA ESPERANZA

miércoles, 11 de abril de 2007

¿PUEDE ENTENDERSE LA REALIDAD SIN DIOS? I

Por Clifford Goldstein

“El mundo —decía Arthur Schopen-hauer— es mi idea”.1Si el mundo real es lo que Schopenhauer concibe en su mente, entonces también es sólo lo que cada uno de nosotros piensa o imagina. Según Schopenhauer lo que conocemos “no es un sol, y no es una tierra, sino tan sólo un ojo que ve un sol, una mano que siente la tierra; el mundo que nos rodea está allí solamente como idea, esto es, sólo en relación con algo más, con aquel que concibe la idea, que es él mismo”.2 Y puesto que somos diferentes ojos, diferentes manos, diferentes conciencias, conocemos diferentes soles, diferentes tierras. Si el mundo es una idea, entonces el mundo es una idea diferente para cada uno de nosotros.Este interrogante, acerca de qué es real en oposición a qué es percibido, es tan antiguo como la metafórica caverna de Platón, en la cual todos los seres humanos estaban encadenados de cara a la pared posterior, de modo que toda la realidad se les presentaba como sombras proyectadas en ese muro por un fuego que ardía a sus espaldas.Únicamente por medio de la educación filosófica y racional, argumentaba Platón, podía alguien escapar de la caverna y ascender al mundo de la luz plena, esto es, a la realidad tal como verdaderamente es. Por muy apropiada (o imperfecta) que sea la metáfora de Platón, ¿qué pasaría si de veras pudiéramos colocarnos detrás de las apariencias, las sensaciones y los fenómenos para explorar la realidad auténtica, sin los inevitables filtros humanos que nos la colorean y empaquetan como apariencias y fenómenos? ¿Cómo se vería, cómo se sentiría, qué olor y sabor y color tendría la realidad misma? Todo lo que podemos conocer de la realidad, aun lo que surge de la razón pura, llega a nosotros como resultado de procesos neuro-eléctrico-químicos que chisporrotean silenciosamente dentro de la húmeda oscuridad cubierta de piel y cráneo que es nuestra corteza cerebral.Aun si fuera posible deslizarnos y colocarnos detrás de las apariencias para percibir la realidad, ¿cómo podríamos percibirla con otra cosa que nuestros sentidos, que siempre tienen preferencias y límites en sus preconceptos? Cualesquiera sean los sensores que nos conectan con lo que está fuera de nosotros, cualesquiera sean los dispositivos que nos comunican con el mundo, cada uno tiene su propio foco, sus tendencias y sus limitaciones. Diferentes combinaciones crean diferentes realidades. ¿Cómo puede la realidad ser nada más que lo que nuestros sentidos perciben de ella; lo cual significaría, entonces, que tendría que estar totalmente en nuestra mente?
La realidad y la Mente divina: Tal vez sólo si hubiera un ser, alguna Mente divina que pudiera ver todas las cosas desde cada perspectiva posible al mismo tiempo podría decirse que la realidad objetiva existe. Como argumentaba el obispo George Berkeley, ¿puede algo existir realmente, es decir, tener características o cualidades propias que no estén en última instancia en una mente que las percibe? Porque ¿qué son, en esencia, las características o cualidades (caliente, frío, rojo, amarillo, dulce, agrio, duro, blando) sino impresiones sensoriales? ¿Cómo pueden existir las impresiones sensoriales sin una mente que las perciba? ¿Cómo puede haber dolor sin nervios, o sabor sin sensores gustativos? Sin una Mente divina, ¿tiene sentido siquiera hablar acerca de lo que verdaderamente está fuera de nosotros, si todo es subjetivo, fluctuante, y a menudo nada más que impresiones sensoriales engañosas?¿Puede haber verdadera moral (o verdadera realidad) si toda moral (o realidad) existe solamente como un conjunto de reacciones electro-químicas en mentes subjetivas? Intuimos que la moral existe independiente de nosotros; de otro modo, ¿cómo puede ser inmoral el asesinato de bebés tan sólo porque son judíos, si toda mente humana piensa lo contrario? Aún más, intuimos que la realidad existe independiente de la mente humana. De no ser así, ¿dejaría de existir el Monte Everest si ninguna mente lo percibe? Pero, ¿cómo pueden existir absolutos morales y ontológicos válidos para todos los seres humanos, si tanto la moral como la existencia se hallan sólo en la mente, no fuera de ella?Estos interrogantes y sus implicaciones se han debatido por siglos. El empírico británico John Locke argüía que si el conocimiento humano procede solamente de la experiencia, entonces ¿cómo podemos conocer alguna cosa en sí misma? El conocimiento no puede ir más allá de la experiencia. Nada existe en el intelecto, escribió, que no haya sido percibido antes por los sentidos, y porque lo que está en los sentidos siempre es limitado, contingente y cambiante, nos quedamos con un insignificante conocimiento real del mundo.Avanzando más allá de sus propias presuposiciones empíricas, George Berkeley acuñó su famosa fórmula, esse est percipi (“Ser es ser percibido”), alegando que las cualidades y las características de las cosas, aun sus cualidades más primarias (tales como la extensión), no existen fuera de la mente, y que únicamente cuando un objeto es percibido puede decirse que existe. “Porque ¿qué son los objetos antes mencionados [casas, montañas, ríos] sino cosas que percibimos por los sentidos? —escribió—. Y ¿qué percibimos fuera de nuestras propias ideas o sensaciones? Y ¿no es claramente repugnante que cualquiera de estos objetos, o cualquier combinación de ellos, pudieran existir sin ser percibidos?”3 Por cuanto la realidad se nos presenta únicamente como una sensación, no hay sensación (por tanto, no hay realidad) sin percepción. El obispo Berkeley no negaba que estas cosas estén allí, sino que afirmaba que cuando se dice que algo “existe”, significa tan sólo que es percibido por una mente.
Kant; Noumenon y phenomenon: Asumiendo la realidad a partir de proposiciones sintéticas a priori, sobre las cuales basó su revolucionaria filosofía, Immanuel Kant sostuvo que la mente en sí misma construye la realidad. No es que crea la realidad, sino que a raíz de estructuras preexistentes que hay dentro de ella, nuestra mente sintetiza y unifica la realidad, no de acuerdo con el mundo mismo, sino de acuerdo con cada mente. La mente se impone por sí misma sobre el mundo, que solamente se presenta según es organizado, filtrado y categorizado por la mente. La mente no se conforma al mundo; el mundo se conforma a la mente. Nuestro cerebro no modifica el mundo-tal-como-es—escribió Kant mucho antes de la revolución quántica—, sino que llega a nosotros solamente según nuestro cerebro lo permite.Una persona que observa una montaña con binoculares verá algo diferente de alguien que la mira con un microscopio. La montaña está allí, por cierto; lo que vemos depende de que nuestra mente funcione como un microscopio, o como binoculares, o como un par de ojos humanos. A diferencia de los idealistas fenomenalistas posteriores (tales como Johann Gottlieb Fichte), que suprimirían toda realidad fuera de la que existe en nuestra mente, Kant no rechazó el noumenon, esto es, la realidad independiente de la cognición humana. El phenomenon (la realidad tal como se nos presenta) no puede existir sin noumena (la realidad tal como realmente es), así como el dolor no puede existir sin nervios. Lo que Kant asevera, en cambio, es que nunca podemos conocer la noumena, el mundo real, por lo que es. Hay una impenetrable y oscura barrera entre lo que existe fuera de nosotros y lo que finalmente aparece como realidad en nuestra conciencia.Ninguno de estos filósofos, y ninguna de sus filosofías, han permanecido incontrovertibles. No obstante, es difícil argumentar contra el asunto fundamental: Las limitaciones del conocimiento, especialmente del conocimiento que nos llega tan sólo por medio de la percepción sensorial. Escribiendo contra la máxima de que “El hombre es la medida de todas las cosas”, Platón dijo que si lo único que se requeriría para conocer la verdad es la percepción sensorial, entonces un “cerdo o un mandril con cara de perro” también serían “la medida de todas las cosas”.El punto que Platón quiere destacar es que la realidad no puede ser medida y juzgada solamente por los patrones humanos, porque diferentes individuos miden y juzgan la realidad de manera diferente, aun contradictoria. El argumento de que no hay realidad objetiva aparte de lo que perciben nuestros sentidos —aunque defendible con cierto rigor lógico y racional —no termina de convencernos, y en particular no persuade a alguien que apenas sobrevivió al estrellarse de cabeza contra un parabrisas. Esa persona sabe que algo real, sólido, objetivo existe fuera de ella misma.Desde la caverna de Platón hasta el argumento epistemológico de Kant, nos acosa la pregunta: ¿Qué más hay allí, fuera de nosotros? ¿Qué existe y se mueve más allá del estrecho y finito espectro de las apariencias en la mente humana, en el vasto e infinito ámbito de lo totalmente real? Como los sonidos agudos que sólo el oído del perro puede captar, o los sonidos y las partículas tan reales como las pelotas de fútbol o las cantatas de Bach, ¿qué más existe como noumena que simplemente no podemos sentir, ver, palpar o intuir?

martes, 10 de abril de 2007

¿PUEDE ENTENDERSE LA REALIDAD SIN DIOS? II

Por Clifford Goldstein
Dimensiones más allá del espacio y del tiempo
Los científicos hablan de otras dimensiones más allá del espacio-tiempo; algunas ramas de la física las demandan (la teoría del superstring requiere por lo menos diez dimensiones). Algunos matemáticos sostienen que los números puros existen en una “realidad” independiente, distinta de nuestro mundo de percepción sensorial. Otros afirman que lo sobrenatural, lo oculto, el reino de la fe, de los ángeles, y la esfera del bien y del mal existen en el noumenon, más allá de las continencias y limitaciones humanas. El autor del libro del Nuevo Testamento a los Hebreos escribió que “lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11: 3, VRV). El apóstol Pablo se refirió a realidades “que hay en los cielos y... que hay en la tierra, visibles e invisibles” (Colosenses 1: 16). ¿Qué son esas cosas que no aparecen? ¿Qué son esas realidades invisibles, no tanto en el cielo sino en la tierra?
La distinción de Kant entre phenomenon y noumenon, aunque no prueba la presencia de lo sobrenatural, al menos ha abierto un espacio para su existencia. Él postuló, aunque no fuera más que eso, una residencia física factible, un lugar donde lo sobrenatural pudiera existir. Un millón de llamadas a teléfonos celulares cruzándose silenciosamente a nuestro alrededor implican la posibilidad —no la probabilidad— de otros intangibles (¿ángeles, tal vez?). Lo primero muestra que la actividad inteligente e intencionada puede funcionar en derredor de nosotros, y sin embargo permanecer más allá de nosotros, aun cuando nos afecte. (¿Quién, por ejemplo, olió, oyó, vio, gustó o palpó el elevado nivel de radiación que, en un tratamiento contra un cáncer avanzado, destruyó el revestimiento interior de sus intestinos, debilitó sus defensas inmunológicas y precipitó su muerte?)
El noumenon está allí, en más de una forma, todo el tiempo, y más allá de nuestras limitadas percepciones. El phenomenon es, quizá, la punta del iceberg del infinito noumenon que nuestra mente percibe y absorbe, como una oscura esponja. El que apenas podamos percibir un mínimo de la realidad total no significa que no percibimos una parte de ella. El que no la podamos conocer plenamente no significa que no podamos conocerla a lo menos parcialmente. En Éxodo, cuando Moisés le pidió a Dios: “Te ruego que me muestres tu gloria” (33:18), Dios respondió: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”. Y entonces dijo: “He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro” (Éxodo 33:20-23). Tal vez en eso consiste el phenomenon, la espalda, no el rostro, del noumenon.
Los matemáticos han encontrado increíble coherencia y belleza en el mundo de los números. Las matemáticas parecen estar “más allá” de las sensaciones, no como estructuras físicas sino más bien como precisas y delicadas relaciones entre entidades preexistentes, más permanentes y firmes que el mundo material. Aunque el cerebro procese las fórmulas matemáticas de manera abstracta, intuimos que se trata de realidades que se presentan más consistentes, confiables y estables que los caprichos efímeros, vacilantes y artificiales del phenomenon. Tres kilos de arroz, no importa cuán exacta sea la balanza, siempre serán más o menos que tres kilos (siquiera apenas por unas pocas moléculas); sin embargo, el número tres, como número en sí mismo, es absoluto y puro, sin necesidad de ajustes o refinamientos.
Por consiguiente, ya sea como concepto o como sensación, algo del noumenon nos llega, aun cuando lo percibamos como phenomenon. Estamos diseñados, por decirlo así, para interactuar con el noumenon, con lo auténticamente real, o al menos con parte de él. Hay una adecuada armonía, una concordancia estéticamente placentera entre nuestros sentidos y la porción de la realidad que entra en nuestra conciencia.
¡Cuán afortunados somos al poder observar la parte del espectro electromagnético emitido por la estrella más cercana a nuestros ojos —el Sol— que no sólo nos permite ver los objetos sino además verlos en toda su belleza! ¿Hay alguna razón lógica, necesaria o siquiera práctica para que las puestas de sol o los pavos reales sean representados tan placenteramente en nuestra mente? Sea cual fuere la cosa-en-sí-misma que emana de las hojas de menta, ¡cuán agradable resulta que, al penetrar en la nariz, nuestra mente la perciba como una fragancia deleitosa! No importa qué sea en-sí-misma una naranja (o un durazno, o una ciruela, o una uva), no sólo interactúa tan sabrosa y deliciosamente con nuestra boca, sino que además viene saturada con elementos químicos y nutrientes que satisfacen perfectamente nuestras necesidades físicas.
Por supuesto, los mismos dispositivos que proyectan el bien y el placer en nuestra conciencia, hacen lo mismo con el mal y la fealdad. La puesta de sol que arroja incandescentes rayos de luz desde el horizonte también deja detrás una fría estela que afecta a los pobres que quedan acurrucados y temblorosos en umbrales hostiles. No importa cuán exquisita sea una uva o sabrosa una manzana, la peste a menudo las descomponen antes que lo haga el vientre humano. Y ese vientre también provee amplio terreno para el surgimiento de tumores voraces. Por lo tanto, por más inherentemente bueno que sea el phenomenon, el mal con frecuencia lo malogra.
El mal: Un parásito
El mal siempre aparece después de la realidad fundamental, como un parásito. San Agustín, en La Ciudad de Dios, afirmó que el mal es una disminución, un abandono del bien. El bien vino primero; el mal lo siguió. No hay causa eficiente del mal, decía él, sólo una causa deficiente. Lo que llamamos mal “es meramente la ausencia de algo que es el bien”.4
Como el silencio, como la oscuridad, el mal surge solamente de una carencia, de un vaciamiento. “Ahora —continuaba Agustín—, tratar de descubrir las causas de estos defectos —causas, como he dicho, no eficientes, sino deficientes— es como si alguien procurase ver la oscuridad o escuchar el silencio. Sin embargo, ambos son conocidos por nosotros, y el primero sólo por medio del ojo, el último sólo por medio del oído; pero no por su realidad positiva, sino por su ausencia”.5
Observemos cuidadosamente: un durazno podrido requiere, en primer lugar, la existencia de un durazno sano. No puede haber enfermedad sexual sin que haya, primeramente, una relación sexual. Y antes de una criatura violada existe solamente una criatura normal. Los adjetivos son secundarios, no originales, intrusiones después-del-hecho, posteriores a él; y el hecho mismo, como realidad pura, es bueno.
Los niños, los duraznos, las relaciones sexuales —antes de cualquier defecto o imperfección— revelan el toque creativo de un amor tierno y gentil. Pensemos en ellos, sin todos los adjetivos negativos; imaginemos a la criatura, sin modificación. Por más rudamente que haya sido afectada, la naturaleza aún puede trascender la lógica pura y permitirnos intuir indicios de un futuro más prometedor que la entropía cósmica. Al relacionar lo que está en nosotros (nuestros sentidos) y lo que está más allá de ellos (lo sentido), la ecuación computa un resultado bello, los números se conectan, aunque tengan que ser calculados en nuestro corazón, no en nuestra cabeza.
Pensemos por un momento en la doctrina bíblica de la encarnación. Es una afirmación casi inconcebible: Dios mismo se encarnó en un ser humano. El Creador y Sustentador del vastísimo universo asumió nuestra carne, vivió entre nosotros y en la cruz cargó con cada adjetivo y adverbio y verbo malvados. Y el peso de toda esa maldición —su culpa, su consecuencia, su penalidad— fue suficiente para matarlo. Dios no es inmune a nuestro dolor ni a nuestro mal. Por el contrario, quebrantaron su vida, en Jesús, en la cruz.
Pero si la Cruz es una realidad, lo es como evidencia incontestable de que Dios nos ama con un amor que se extiende por encima de la fría expansión de lo infinito hasta entrar en los febriles rincones de nuestra vida temerosa y frágil. Nos confirma, también, que habiendo asuntos tan importantes en juego, Dios no habría ido a la cruz sin darnos razones para creer que lo hizo. Y una de esas razones es su plan de restaurar el mundo y las criaturas a su condición original, prístina. Imaginemos la creación despojada de todos sus viles modificadores; y entonces imaginemos esos modificadores cayendo, con todo su enorme peso, sobre Jesús.
Si alguien rompiera el vidrio y dañara con un cuchillo el cuadro de la Mona Lisa, ¿esas cuchilladas disminuirían el amor que Leonardo invirtió al retratar a esa famosa dama? No puede haber hambruna sin que primero haya campos de trigo y maíz. ¿Y qué nos dicen el trigo y el maíz acerca de Alguien que primeramente envolvió su semilla en la cáscara antes que el agua, la tierra, el aire y el sol hicieran asomar el tallo y lo cubrieran con espigas? ¿De Alguien que también diseñó nuestro organismo para que esos granos de trigo y maíz tostados tuvieran tan buen sabor en nuestra boca y cuyos nutrientes se adecuaran tan saludablemente a nuestras células?
Por cierto, los campos cubiertos de cereales no validan el argumento moral de la existencia de Dios, así como el aroma inconfundible de las orquídeas no invalida el materialismo a priori. Hay que admitir que las luminosas puestas de sol revelan los límites de la lógica y la razón para conocer el amor de Dios. Y aun un bebé en su admirable inocencia no demuestra que Cristo murió en la cruz por nosotros. Reconozcamos los límites de estos argumentos; pero no les neguemos su importancia y su peso.
“Pregunta a las bestias o a las aves: ellas te pueden enseñar. También a la tierra y a los peces del mar puedes pedirles que te instruyan. ¿Hay alguien todavía que no sepa que Dios lo hizo todo con su mano? En su mano está la vida de todo ser viviente” (Job 12:7-10, VP).
El autor,Clifford Goldstein, es el redactor de la Guía de Estudio de la Biblia para Adultos. Este ensayo ha sido adaptado de su libro God, Gödel, and Grace: A Philosophy of Faith (Hagerstown, Maryland: Review and Herald Publ. Assn., 2003).


COMO HAY QUE VIVIR PARA SER MILLONARIO




a) Evitar el lujo. Muchos de los que viven en casas caras y tienen autos de lujo, en realidad no son tan ricos. Tal vez tengan ingresos altos, pero lo gastan todo.

b) Comprender que riqueza no es sinónimo de ingreso. Si usted gana un millón de dólares al año y gasta otro tanto en el mismo período, no se está volviendo rico; sólo tiene un alto nivel de vida. La riqueza es lo que se acumula, no lo que se gasta.

c) Uno se hace rico, con mayor frecuencia, como resultado del trabajo arduo pero inteligente, de la perseverancia y, sobre todo, por la disciplina.

d) La actitud es la principal diferencia entre un millonario y quien no lo es.

Reglas:

Viva por debajo de sus posibilidades económicas. Ahorre, acumule su riqueza; coloque su dinero en inversiones o en su propia empresa. Esto es una actitud. Viva sencillamente.

De más importancia a su capital y menos a su ingreso. La gran mayoría de los millonarios miden su éxito por el capital que han acumulado, y no por su ingreso. Reinvierta su dinero en su propia empresa o en acciones. La persona que más rápidamente acumula capital, es la que destina cada dólar posible a sus inversiones, no al consumo. Y mientras tanto, reinvierta los intereses de sus inversiones y vea cómo se multiplica su capital. Esta es la actitud adecuada.

Haga caso de los buenos consejos. Preste cuidadosa atención a su dinero y busque una adecuada asesoría profesional en cuanto a lo financiero y a lo jurídico. Busque nuevas posibilidades de inversión. El aspecto más misterioso de la acumulación de riqueza, es el sexto sentido que algunos millonarios desarrollan para detectar oportunidades en potencia.

Trace un plan. Los individuos que se hacen ricos por su propio esfuerzo, se fijan metas claras con respecto a su dinero. Tal vez desean jubilarse a temprana edad o dejar un patrimonio a sus hijos. Los objetivos varían, pero hay dos rasgos comunes: estas personas tienen una cifra en mente_ el capital que esperan haber reunido a los 50 años de edad, tal vez_ y trabajan incesantemente para alcanzar su meta. La planificación no hace la felicidad, pero ayuda mucho, al igual que el dinero, que tampoco hace la felicidad, pero la financia.

Independientemente de su edad, comience a trazar un plan desde ahora. ¿Cuánto capital desea acumular y a qué edad? Luego calcule hacia atrás. Para alcanzar su meta, ¿cuánto deberá ahorrar cada año?

Hay algo que quizá lo sorprenda. Si usted hace de la riqueza _ y no sólo del ingreso _ su meta, esa casa de lujo con la que siempre ha soñado, ya no le parecerá tan atractiva. Tendrá usted la actitud adecuada.

FACTORES DEL EXITO ECONOMICO 1



VIVEN MUY POR DEBAJO DE SUS POSIBILIDADES: Ser frugal es un comportamiento que se caracteriza por la economía en el uso de los recursos. Lo opuesto a la frugalidad es el despilfarro y el consumismo. Ser frugal es la piedra angular de la creación de riqueza. Sea honesto consigo mismo. Los millonarios juegan bien en el ataque y la defensa. Y muchas veces su buena defensa los ayuda a reunir más puntos, acumular más que aquellos que ganan más, e implementar ofensivas superiores. La piedra angular de la acumulación de la riqueza es la defensa, y esta defensa debe asentarse en el presupuesto y la planificación. Los millonarios se hicieron millonarios presupuestando y controlando los gastos, y mantienen su situación holgada de la misma manera. Disciplínese para controlar sus gastos y tome tiempo para presupuestar y planificar. Primero págate a ti. Los millonarios, por lo general, invierten un 15% de su ingreso antes de pagar las cuentas y deducir impuestos. Es mucho más fácil presupuestar si uno visualiza los beneficios de la tarea a largo plazo. La mayoría de los millonarios miden su éxito por su patrimonio neto, no por su ingreso realizado. A los fines de la creación de riqueza, el ingreso no importa demasiado. Una vez que usted está en un segmento de ingresos altos, importa mucho menos cuánto más gana, que lo que hace con lo que ya tiene.

FACTORES DEL EXITO ECONOMICO 2




INVIERTEN SU TIEMPO, ENERGÍA Y DINERO DE UNA MANERA EFICIENTE, QUE LLEVA A GENERAR RIQUEZA: La eficiencia es uno de los componentes más importantes de la acumulación de riqueza. Los que se hacen ricos, manejan su tiempo, energía y dinero de maneras compatibles con el aumento de su patrimonio neto. Se invierte en actividades relacionadas con la creación de riqueza. Existe una marcada relación directa entre la planificación de la inversión y la acumulación de riqueza. Los ricos pasan más tiempo consultando con asesores profesionales en inversiones, buscando contadores, abogados y asesores de inversiones de calidad, y asistiendo a seminarios de planificación de inversiones, y están menos tiempo preocupados por su bienestar económico. Su tendencia es consumir poco e invertir más. Planificar y controlar el consumo, son factores esenciales implícitos en la acumulación de riqueza, por lo tanto, se debe dedicar tiempo en proyectar el presupuesto. Hay que aprovechar las oportunidades para invertir. Hay que tener algo para poder aprovechar las oportunidades excelentes. Esto forma parte de la educación. El tiempo, la energía y el dinero son recursos finitos, incluso para los generadores de altos ingresos. Los millonarios, en general, destinan su tiempo libre a actividades a través de las cuales esperan ver mejorar su riqueza. Dichas actividades comprenden estudiar y planificar sus estrategias de inversión y administrar las inversiones actuales. Dedican cada semana tiempo libre a actividades coherentes con sus objetivos. Los ricos pasan horas estudiando el mercado de valores, pueden decirle los nombres de los principales asesores financieros de inversiones y pueden decirle como invertir; saben sobre las distintas ofertas del mercado de títulos. Planificar es sólo uno de los muchos ingredientes clave de la creación de riqueza. Los ricos tienen una agenda de planificación regimentada, empiezan a planificar a temprana edad y siguen su plan. Tienen un régimen que equilibra el trabajo, la planificación, la inversión y el consumo. Es más probable que inviertan en categorías que en general se valorizan, pero no producen un ingreso realizado. Son proclives a tener un porcentaje mayor de su riqueza invertido en empresas chicas, con pocos accionistas, inmuebles comerciales, valores cotizados en Bolsa y sus planes de retiro, rentas vitalicias y otras categorías, con impuestos diferidos. Estos tipos de inversión requieren una planificación. También constituyen la base de la riqueza. La habilidad de contratar asesores financieros de alto nivel, está directamente relacionada con la propensión a acumular riqueza. Esto a su vez se relaciona con una de las razones fundamentales por las cuales los dueños de empresas superan a todas las demás categorías ocupacionales en acumular riqueza. La mayoría de los dueños de empresas con ingresos altos, tienen más experiencia que los individuos de otros grupos ocupacionales en evaluar proveedores potenciales, candidatos para empleos y recursos humanos en general. Estar en actividad requiere la evaluación constante de dichos recursos.

FACTORES DEL EXITO ECONOMICO 3


CONSIDERAN QUE LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA ES MÁS IMPORTANTE QUE OSTENTAR UN NIVEL SOCIAL ALTO: Los ricos no han creído nunca que el propósito de la vida fuera parecer ricos. El dinero no debe cambiar nunca nuestros valores. Ganar dinero es solo un boletín de notas. Es una forma de saber cómo andamos. Si usted adquiere un objeto con estatus, lo más probable es que deba comprar otros, para armar el rompecabezas socialmente conspicuo. En poco tiempo todo su estilo de vida habrá cambiado hacia el alto consumo. Los empresarios, por definición, son más sensibles a los precios que otros, cuando de comprar vehículos se trata. Los empresarios exitosos consideran cada gasto en términos de productividad. Muchas veces se preguntan, que impacto puede llegar a tener en los beneficios de su empresa y, en definitiva, en su riqueza, gastar mucho en vehículos. En la mayoría de los casos, determinan que invertir en publicidad y nuevos equipos, es mucho más productivo que en vehículos muy costosos.

FACTORES DEL EXITO ECONOMICO 4




SUS PADRES NO LES BRINDARON ATENCIÓN ECONÓMICA EXTERNA: En general, cuantos más dólares reciben los hijos adultos, menos acumulan, mientras que los que reciben menos dólares, acumulan más. Hay una simple regla al respecto; es mucho más fácil gastar la plata de otro, que los dólares generados por uno mismo. Los adultos que se sientan a esperar la próxima dosis de atención económica externa, normalmente no son muy productivos. Los regalos de efectivo se caracterizan por el consumo y el respaldo de un estilo de vida irrealmente alto. Enunciado como probabilidad estadística, cuanta más riqueza acumulan los padres, más probabilidades tienen los hijos adultos de ser disciplinados económicamente. Los millonarios en Estados Unidos tienen 4 o 5 veces más probabilidades que la unidad familiar común, de que un hijo o hija se gradúe de médico o abogado. Pagarles una carrera a los hijos, equivale a enseñarles a pescar. Hay muchas formas de atención económica externa. Algunas tienen una influencia positiva fuerte en la productividad de los receptores. Entre ellas se cuenta el subsidiar la educación de los hijos y, más importante aún, reservar donaciones de tal manera que puedan iniciar o mejorar una empresa. En cambio, los regalos en efectivo que están, a ciencia cierta, reservados para el consumo y para favorecer cierto estilo de vida, tiene un efecto que constituye el factor más significativo, para explicar la falta de productividad de los hijos adultos de los acaudalados. Con suma frecuencia, esos regalos “temporarios”, afectan la psiquis del receptor. Los regalos en efectivo reservados al consumo, disminuyen la iniciativa y la productividad. Son formadores de hábitos. Estos regalos deben extenderse luego, a lo largo de la mayor parte de la vida del receptor. Los que no reciben atención económica externa, dedican gran parte de su tiempo a aumentar su productividad, trabajando más e invirtiendo con prudencia. Las 10 ocupaciones principales de los hijos adultos de los acaudalados son las siguientes: 1) ejecutivo de empresa, 2) Empresario, 3) Ejecutivo medio, 4) Médico, 5) Profesional de publicidad, ventas, marketing, 6) Abogado, 7) Ingeniero, arquitecto, científico, 8) Contador, 9) Profesor terciario, universitario, 10) Docente de primario, secundario. Los receptores de dinero, tienen niveles más bajos de patrimonio neto (riqueza) que los que no reciben regalos. Dar promueve más el consumo que la inversión. Los receptores de regalos, en general, no distinguen del todo su riqueza de la riqueza de sus padres. Piensan que la riqueza o capital de sus padres, es su ingreso… un ingreso para gastar. Los receptores de regalos, son mucho más dependientes del crédito que los no receptores; crédito que obtienen para fines de consumo, no de inversión. En cambio, los no receptores de regalos, piden más préstamos con fines de inversión. En general, los receptores de regalos invierten mucho menos dinero que los no receptores. Muchos hijos de padres acaudalados se convierten en prósperos acumuladores de riqueza, y esto ocurre cuando los padres son frugales y bien disciplinados e inculcan a sus hijos esos valores, así como independencia. Un estilo de vida simple se traduce en más dólares, que son ahorrados e invertidos. Enseñe a los suyos a vivir por sí mismo. Es mucho menos costoso desde el punto de vista financiero y, a la larga, es lo más conveniente tanto para los hijos como para sus padres. La gente a menudo trata de proteger a sus hijos de las realidades económicas de la vida. Pero esas protecciones muchas veces producen adultos que tienen un miedo constante al mañana. Si tiene un hijo independiente, con metas claras y bien disciplinado, usted trata de fomentar esos rasgos no controlando sus decisiones; esto fortalece al hijo fuerte y lo hace más productivo. Pero si tiene un hijo menos hábil para tomar decisiones, usted pasa más tiempo ayudándolo para tomar sus decisiones, o directamente toma las decisiones por él. Esto debilita al hijo más débil en su personalidad. El coraje es la fuerza mental o moral para resistir la oposición, el peligro o la adversidad. Implica firmeza de mente y voluntad frente al peligro o la dificultad extrema. El coraje puede desarrollarse. Pero no puede crecer en un ambiente que elimina todos los riesgos, toda la dificultad y todos los peligros. Por eso, a muchos les falta el coraje para irse de su casa, ampliar su empresa y despegarse de las fuertes dosis de atención económica externa. La mayoría de las personas opulentas tienen coraje y adquirieron su riqueza solos. Tuvieron el coraje de embarcarse en oportunidades de negocios y en emprendimientos unidos a un riesgo considerable. Para inculcar coraje expóngase a la profesión de ventas. Aliente a sus hijos a presentarse como candidatos para directiva del curso de la primaria o secundaria. Tendrán que venderse a sí mismos al alumnado. Hasta vender galletitas puede tener un efecto positivo.

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SUS HIJOS ADULTOS SON ECONÓMICAMENTE AUTOSUFICIENTES: Muchos de los hijos más productivos, no reciben traspasos de riqueza de ningún tipo. El rol de los padres lúcidos, es ayudar a los hijos más débiles a desarrollar la independencia económica y emocional. Que aprenda a “pescar” sola, que sea autodidacta. Muchos padres dicen que no tiene nada de malo brindar atención externa. Es cierto, tal vez, si los receptores ya están bien disciplinados y han demostrado que pueden generar una vida decente sin el dinero de otros; que hayan aprendido a salir adelante y luego sobresalir en su campo de actividad. Si son suficientemente maduros y fuertes como para manejar el dinero, suyo o de cualquier otro, entonces, una ayuda económica externa tendrá muy poco efecto negativo. La verdadera tragedia, es la de los que pasan a depender de la atención externa y les aterra el futuro de pensar que serán privados de esa ayuda. Algunos padres, tíos o abuelos, optan por establecer fondos en custodia. Ese apoyo financiero, las beneficiará mucho más a largo plazo, que regalos importantes en efectivo. Es posible que los familiares se hayan socializado mucho con el estilo de vida dependiente y de consumo que conocieron en su casa, y pareciera ser demasiado tarde, pero es necesario establecer un modelo fuerte, que tenga un efecto positivo en el comportamiento y la personalidad del familiar, con una madurez probada por la capacidad de ganarse bien la vida. Mucho antes de morir, hay que elegir profesionales para que sean coejecutores, por lo que hay que desarrollar relaciones estrechas con un abogado hábil en sucesiones y un contador sobresaliente en el área impositiva. La mayoría de los prodigiosos acumuladores de riqueza, tienen relaciones de muchos años con varios profesionales clave, tales como abogados y contadores de primer nivel. Muchos tienen parientes o amigos que los asesoran respecto de testamentos, fondos en custodia, legados y regalos. Algunas reglas para padres son: a) No decir nunca a los hijos que sus padres son ricos, ni actuar como tales, con lujos y despilfarro, b) Por más ricos que sean, enseñen a sus hijos a ser disciplinados y frugales, sobre todo con el ejemplo, c) cuiden de que sus hijos no se den cuenta de que ustedes son opulentos sino hasta después de haber establecido un estilo de vida maduro, disciplinado y adulto, y una profesión, d) Minimicen las conversaciones sobre las cosas que cada hijo y nieto heredará o recibirá como donaciones o regalos, e) Nunca den dinero en efectivo u otros regalos importantes a sus hijos adultos como parte de una estrategia de negociación o presión por parte de los hijos o premio exigido por alguna conducta, f) Manténgase al margen de las cuestiones familiares de los hijos adultos en cuanto a su estilo de vida, g) No tratar de competir con los hijos en cuanto al dinero, h) recordar que los hijos son individuos, difieren entre sí en motivación y logro, i) Poner el acento en los logros de los hijos, por pequeños que sean, no en los símbolos de éxito de ellos o de sus padres j) Dígales a sus hijos que hay muchísimas cosas más valiosas que el dinero. Enseñe a sus hijos a superarse, no solo a consumir. Los hijos no siguen reglas que sus padres no siguen. Respetemos las normas enseñando con el ejemplo. Los niños buscan disciplina y reglas. Deben ser entrenados para asumir la responsabilidad de sus acciones. Hay cosas más importantes que el dinero, como ser la buena salud, longevidad, felicidad, una familia afectuosa, confianza, buenos amigos, la reputación, respeto, integridad, honestidad y una historia de logros. No hay que hacer trampas, sino que debemos respetar la ley y ganar el sustento honradamente. Es imposible esconderse de la adversidad. Es imposible proteger a los hijos de los altibajos de la vida. Los que triunfan lo hacen experimentando y superando obstáculos, incluso en sus días de infancia. A ellos nunca se les negó el derecho de enfrentar la vida, la lucha y la adversidad. Sin embargo, otros fueron sobreprotegidos y engañados. Los que trataron de sobreproteger a sus hijos, de todo germen de dificultad concebible en nuestra sociedad, en realidad, nunca los vacunaron contra el miedo, la preocupación y el sentimiento de dependencia. En absoluto.

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SON HABILES EN DETECTAR OPORTUNIDADES EN EL MERCADO: Exiten considerables oportunidades de negocios a los que apuntan los opulentos. Ellos son frugales y sensibles a las diferencias de precios en productos y servicios. Pero no son ni de cerca sensibles a los precios, cuando se trata de comprar servicios y asesoramiento en inversiones, servicios contables, asesoramiento impositivo, servicios legales, atención médica y dental, para ellos y para los miembros de su familia, educación y casas. Dado que la mayoría de los opulentos son dueños y gerentes de empresas autónomos también son compradores de productos y servicios industriales. Son consumidores de todo, desde espacio de oficinas hasta software de computadoras. Además, no son para nada frugales cuando se trata de comprar productos y servicios para sus familiares. Para minimizar los impuestos sucesorios, muchos padres opulentos reducen el tamaño de su patrimonio, transfiriendo gran parte de su riqueza a sus descendientes antes de morir. Los regalos de padres o abuelos a sus hijos o nietos regalan dinero en efectivo, bienes coleccionables, casas, autos, inmuebles comerciales, títulos públicos e hipotecas.

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ELIGEN LA OCUPACIÓN CORRECTA: La mayoría de los millonarios de los Estados Unidos son dueños de empresas o profesional autónomo. Pero estos individuos autónomos tienen 4 veces más posibilidades de ser millonarios, que los que trabajan para otros. Es imposible adivinar si alguien es millonario por el tipo de actividad en que está. El carácter del dueño de empresa, es más importante para suponer su nivel de riqueza, que la clasificación de su actividad. Algunas actividades tienden a ser más rentables que otras. Por eso, los que tienen empresas en las industrias más rentables, tienden por definición a obtener mayores ingresos. Pero el hecho de que usted esté en una actividad rentable, no garantiza que su empresa sea altamente productiva. Y de ser productiva, no es garantía que llegue a ser rico, porque aunque usted obtenga grandes ganancias, tal vez gaste cantidades aún mayores en bienes y servicios de consumo no relacionado con la empresa. Es posible que se haya divorciado tres veces o que tenga el hábito de apostar a los caballos de carrera. Tal vez no tenga un plan de retiro ni tenga acciones de empresas grandes que coticen en Bolsa. Quizá usted sienta poca necesidad de acumular riqueza. Para usted, el dinero puede ser el recurso más fácilmente renovable. Si piensa que lo es, tal vez sea un gastador, nunca un inversor. Pero, ¿y si usted es frugal y es un inversor consciente, dueño de una empresa rentable? En ese caso, lo más probable es que llegue a tener fortuna. Las ganancias no se traducen automáticamente en fortuna o riqueza acumulada. Generar ganancias, y a la larga riqueza, requiere talento y disciplina. No, esto no es una cuestión de equipo, ni de idea ni de actividad. Muchos factores externos, a menudo incontrolables, influyen sobre la rentabilidad de las empresas y las firmas en las distintas actividades. Los cambios en las preferencias de los consumidores, también pueden influir sobre las ganancias. Lo mismo puede ocurrir con los actos del gobierno. Muchos dueños de empresa exitosos nos han dicho que les gustan “los breves períodos de tiempos duros” en las actividades que eligieron, porque hacen desaparecer a muchos competidores. Menos de uno de cada cinco dueños de empresa millonarios traspasa su empresa a sus hijos, para que estos la exploten. ¿Por qué? El mérito es de los ricos. Saben lo difícil que es tener éxito en los negocios. Comprenden que la mayoría de las empresas es sumamente vulnerable a la competencia, debe enfrentar las tendencias del consumo, gastos generales altos y otras variables incontrolables. Los millonarios aconsejan a sus hijos y los estimulan a ser profesionales autónomos, como médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, contadores o dentistas. Los opulentos conocen los riesgos y las probabilidades de tener éxito o fracasar en los negocios. También comprenden, al parecer, que sólo una pequeña minoría de los profesionales autónomos no logra obtener beneficios en un año dado y que la rentabilidad de la mayoría de las firmas de servicios profesionales, es considerablemente superior al promedio para las pequeñas empresas en general. La mayoría de las empresas requieren una inversión en tierra, equipos y edificios. Los factores incontrolables pueden aniquilar su empresa. Sus habilidades son prácticas más que intelectuales. Pueden quitarte tu empresa, pero no pueden quitarte el intelecto. Los profesionales venden su intelecto, y lo pueden llevar a cualquier parte. Sus recursos son muy transportables. En cambio la tierra, los edificios, las maquinarias no lo son y pueden ser confiscadas. Médicos, dentistas, abogados, contadores, ingenieros, arquitectos, veterinarios y quiroprácticos son todas ocupaciones que desempeña una cantidad desproporcionada de hijos de parejas opulentas en todo el país. La mayoría de los profesionales autónomos pasan muchos años estudiando, lo cual resulta costoso, tanto en término de dólares como de tiempo. No obstante, la mayoría de los padres opulentos consideran que los beneficios vitalicios ligados al hecho de ser profesionales, superan ampliamente esos costos. Recuerde que la mayor parte de estos padres pagan la totalidad o una porción considerable de la educación y las cuotas de enseñanza de sus hijos. La primera generación de opulentos normalmente es de empresarios. Vencen la adversidad. Las empresas tienen éxito y ellos se convierten en acaudalados. Mucho de su éxito depende de la vida frugal que llevan mientras montan sus empresas. La mayoría de los que triunfan, comprenden que las circunstancias podrían haber actuado en su contra. Sus hijos lo pasarán mejor. No tendrán que correr riesgos significativos. Serán profesionales autónomos, médicos, abogados y contadores. Su capital será su intelecto. Muchas veces sus hijos no son frugales por el estilo de vida, pues su alta jerarquía requiere niveles más altos de consumo y más bajos de inversión. Generalmente las empresas aburridas son las que producen riqueza para sus dueños. No son divertidas, pero rinden, por ejemplo: fábrica para revestimiento de paredes, , fabricación de materiales de construcción, repuestos de automóviles, negocio de artículos electrónicos, viviendas prefabricadas., etc. En general no traen una gran competencia y la demanda de sus ofertas, no está sujeta a cambios bruscos. Los opulentos tienen una gran variedad de empresas aburridas normales, y lo hacen, porque además les da una libertad enorme. Son sus propios jefes. Además, es menos riesgoso que trabajar para otros. En general, ser empresario conlleva un riesgo financiero considerable. Pero los dueños de empresa tienen una serie de creencias que los ayudan a disminuir su riesgo, o al menos a no percibirlo: _Yo controlo mi propio destino, _el riesgo es trabajar para un empleador despiadado, _puedo resolver cualquier problema, _la única forma de llegar a ser director general, es ser dueño de la empresa, _los ingresos que puedo ganar no tienen límites, _enfrentando el riesgo y la adversidad soy cada día más fuerte y sabio. Ser dueño de empresa también requiere el deseo de ser autónomo, les gusta lo que hacen y se sienten dichosos por avanzar solos. La mayoría de los empresarios tuvieron alguna familiaridad o experiencia con la actividad que eligieron antes de iniciar sus empresas; sea como trabajadores empleados o estudiantes de alguna materia relacionada a su empresa. Los empresarios reconocen el miedo en lo que hacen, pero lo enfrentan, lo superan. Por eso tienen éxito. Los prodigiosos acumuladores de riqueza necesitan llegar, crear riqueza, ser económicamente independientes y construir algo de la nada. El dinero no es lo principal, también disfrutan lo que hacen.