viernes, 19 de diciembre de 2008

viernes, 12 de diciembre de 2008

ANHELADO REENCUENTRO

Te contaré que esta navidad del 2008 tambien lo pasaré sin mamá, y el año nuevo tampoco. Hace mucho tiempo que no nos separábamos. Su ausencia es muy grande. La casa ya no es la misma sin ella. Cuando las personas han sido tan buenas, uno sufre su ausencia. Si, mi madre viajó a ver a su hijo a Santiago, el cual no puede viajar. Ella no quería viajar, por las incomodidades del viaje y la ansiedad y nerviosismo de subirse a un avión. A ella le da vertigo la altura, pero su amor por su hijo pudo más. Hace tiempo que no se veían y sentía que él la necesitaba afectivamente. La muerte también es así. Piensa que es solo un viaje, porque el que confía en Jesús, aunque esté muerto vivirá y algún día el Señor nos LEVANTARÁ. Seguramente mamá se fue durmiendo en el viaje, porque este fue de noche. Bueno, cuando la noche oscura llega a tu vida, ya sea porque algún familiar murió, o tu mismo estas en agonía y te enfrentas a la muerte de tu propia vida...Piensa en la promesa de Jesús que te ofrece DORMIR, PERO NO MORIR . Mamá viajó sola, fue super valiente, dado su estado de salud, así también estaremos solos algún día frente a la muerte, ese viaje sin retorno, que a diferencia del de mi mamá, ella compró pasajes de ida y vuelta, para volver a encontrarse conmigo, y Jesús es nuestro boleto de regreso, de vuelta a la vida, el boleto del anhelado reencuentro.

martes, 9 de diciembre de 2008

miércoles, 3 de diciembre de 2008

CORAZÓN NUEVO

Una niña de 9 años estaba conectada a una máquina para poder sobrevivir a una insuficiencia cardiaca. Necesitaba urgentemente un donante de corazón, de lo contrario moriría. Cada día que pasaba su estado se deterioraba más y más. Era prioridad número uno en el país para un transplante. Las esperanzas se agotaban, hasta que surgió un donante. Era un joven de 16 años que había muerto de un aneurisma cerebral. El había manifestado en vida, a sus padres, su deseo de ser donante en caso que algo malo le ocurriera. La operación fue un éxito y la niña pudo ser transplantada de corazón. Aquel joven dio vida no solamente a aquella niña, sino que también a otras personas, porque sus padres donaron todos sus órganos. Los receptores de los órganos y sus familiares, estaban muy felices y agradecidos a ese joven y a su familia, que con su muerte les dio la posibilidad de seguir con vida.
Dios nos dice en su Palabra: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36: 26,27). El promete sacar ese corazón enfermo, que solo busca y desea hacer el mal y nos lleva a la muerte, y pondrá, dentro de nosotros, un corazón que ame de verdad, que se compadezca de los demás, que no sea indiferente al sufrimiento de su prójimo y que ame hacer el bien. Un corazón que busque a Dios y no que se esconda de Dios. Un corazón espiritual y no carnal. Sacará ese corazón de piedra, endurecido por el pecado, y pondrá un corazón de carne, que sea sensible a la voz del Espíritu Santo. “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23: 26). “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jeremías 31: 33). Pero para eso, Alguien tenía que morir. Jesús murió para que sea posible ese cambio y darnos la vida eterna. Ahora hay esperanza.

DIOS ES MÁS GRANDE QUE TU PROBLEMA

Una niña nació y su madre falleció. Era el único consuelo de su padre. Ella era la ilusión y la esperanza de su padre. Pero su padre tenía que trabajar duro y se tenía que ausentar de casa. Sus abuelos paternos velaban por ella, aun cuando ellos no estaban en edad de hacerlo. “Papá vamos al shoping este domingo. _ Dijo la hija, pero el padre tristemente le tubo que decir que no podría y se fue al trabajo ese domingo, con la mente puesta en la imagen de la carita de tristeza de su hija. El se iba temprano y llegaba tarde.
Cuando la niña cumplió 15 años, se volvió rebelde. Un día la maestra mandó a buscar al padre, y le dijo que sospechaban que la hija estaba falsificando justificativos para no asistir a clases. El padre confirmó el hecho y avergonzado se retiro del colegio. Un día la siguió para ver a donde se iba, en vez de ir al colegio y la vio enamorando en la plaza, con un joven. ¡Paula! _ Le gritó. Ella subió al auto y no se dijeron una sola palabra. Llegando a la casa el padre le preguntó porque faltaba a clases. Ella se puso muy irritada y le dijo a su padre: ¡Púdrete! Y se fue del hogar. Pasaron 7 años, su hija tenía 22 años y su padre angustiado no supo más de su hija. Había dado cuenta a la policía por una posible desgracia, pero no había tenido respuesta alguna. La foto más reciente que tenía de su hija, era cuando ella tenia 12 años. Un día la policía lo llamó y le dijeron que habían detenido a alguien con el nombre que el dio, pero la habían vuelto a poner en libertad. Era una joven que correspondería a su hija.. Su hija se encontraría viviendo en una ciudad muy grande en la costa y estaría en manos de una mafia muy peligrosa en una red de prostitución y narcotráfico. El viajó y llegó a esa ciudad desalentado y angustiado. Llegó a la playa de la ciudad y llorando se puso a orar. Cuando terminó de orar, una mujer se acercó y le dijo que lo había visto muy triste y le preguntó que le pasaba y si ella lo podía ayudar. El le abrió su corazón y le contó todo. Ella le dijo: Dios es más grande que tu problema. Confía en la oración que has hecho.
Fue así como el se alojó en aquella ciudad, en uno de los peores barrios, tratando de encontrar a su hija. Se enrojeció de vergüenza de tener que preguntar dónde quedaba el barrio rojo. En todos los peores lugares entraba y preguntaba a la gente por ella, pero todo fue en vano. Una noche, cuando ya se retiraba a su pieza que arrendaba, escuchó un grito de auxilio. El se acercó y vio a una mujer joven pero con un poco de sobrepeso, desfalleciente y sangrante. Con hematomas en su cara, al parecer la dieron por muerta y por eso la abandono su agresor. Rápidamente el padre la llevó al hospital, la cual ni siquiera la querían ingresar, en su condición de indigente, pero el insistió y la hospitalizaron. El cada día la visitaba para ver su evolución. Un día, cuando ella estuvo mejor, le preguntó quien era él y porqué la había ayudado. El le contó su drama, que había venido a buscar a su hija perdida en las redes de la mafia, y que la ayudó porque ella lo necesitaba. Su vida estaba en juego. Ella le respondió: “Yo soy esa hija que tu buscas”. Los dos se abrazaron y lloraron juntos. Su padre no la había podido ni reconocer, pero ella si a él. Ella finalmente le dijo:-Padre perdóname y gracias por rescatarme y venirme a buscar. Estoy muy arrepentida. ¿Por qué no buscamos los dos a ese Dios que te llevó a buscarme? Así, padre e hija tuvieron una nueva oportunidad, un nuevo comienzo gracias a Dios.

VENDRÉ OTRA VEZ

Había sufrido mucho cuando niño. Había sido abusado sexualmente inclusive. Sus padres se llevaban pésimo y se separaron. Al llegar a la adolescencia, a raíz de todo lo vivido en su tormentosa niñez, se sintió desorientado y manifestó una tendencia homosexual. Su vida estaba vacía y llena de remordimientos. Un día se paró frente al balcón del departamento donde vivía y miró hacia abajo al vacío. Quiso poner fin a su vida, y así escapar de todo ese sufrimiento. Pero retrocedió, no se sintió capaz. Esa misma tarde, recibió por debajo de su puerta un folleto cristiano que decía como titular: “Viva con esperanza”. El se dijo para si: ¿Vivir con esperanza? Esto será para otros, pero no para mi. No obstante leyó el folleto y decidió a asistir al lugar de las reuniones que se promocionaban allí. Fue una noche, y otra noche más, y los hermanos le ofrecieron darle estudios bíblicos, a lo cual él accedió. Su corazón se henchía de emoción al descubrir a Dios, a través de las páginas de la Biblia. Finalmente aceptó a Dios en su vida y un día se acercó al balcón de su departamento, pero esta vez no miró hacia abajo, sino que miró hacia arriba, y dio gracias a Dios, porque ahora sí podía vivir con esperanza, y recordó la promesa del Señor Jesús que dijo: “Vendré otra vez”.