lunes, 5 de enero de 2009

3. ESTABLECER PRIMERO LO PRIMERO



3. Establecer primero lo primero: Hábito de la administración personal, que da como resultado priorizar lo importante vs. lo urgente. El principio encarnado en este hábito es la integridad y la ejecución. El componente de la inteligencia emocional, es la autodisciplina. Una vez decidida sus prioridades, pasa a vivir según ellas. Se trata del hábito de la integridad, del autodominio, de hacer lo que se ha propuesto; de vivir según sus valores. Las estrategias de ejecución y las decisiones tácticas, son sus decisiones secundarias.

Poner primero lo primero, nos permite liberarnos de la tiranía de lo urgente, para dedicar tiempo a las actividades que verdaderamente dan sentido a nuestras vidas. Es la disciplina de llevar a cabo lo importante, lo cual nos permite convertir en realidad, la visión que forjamos en el hábito dos. El tercer hábito es la segunda creación, la creación física. Es la realización, la actualización, la aparición natural del primero y el segundo hábito. Es el ejercicio de la voluntad independiente, que pasa a ser centrado en principios. Es la puesta en práctica incesante, momento a momento. Es practicar la autoadministración efectiva. Es la voluntad independiente, la que realmente hace posible la autoadministración efectiva. Significa actuar en lugar de “ser actuado”; llevar proactivamente a cabo, el programa que hemos desarrollado a través de los otros tres dones: autoconciencia, imaginación y conciencia moral. El grado en que hemos desarrollado nuestra voluntad independiente en la vida cotidiana, se mide por nuestra integridad personal. Fundamentalmente, la integridad es el valor que nos asignamos a nosotros mismos. Es nuestra capacidad para comprometernos a mantener los compromisos con nosotros mismos, de “hacer lo que decidimos”. Es respetarse a uno mismo, una parte fundamental de la ética del carácter, la esencia del desarrollo proactivo.

La administración efectiva, consiste en empezar por lo primero. La administración, es disciplina puesta en práctica. La disciplina, viene del interior del administrador efectivo; es una función de la voluntad independiente. Uno es discípulo, un seguidor de sus propios valores profundos y sus fuentes. Y tiene la voluntad, la integridad, de subordinar a esos valores todos los sentimientos, impulsos y estados de ánimo. Esa subordinación requiere un propósito, una misión, un claro sentido de dirección y valor, establecido por el segundo hábito, un ardiente SI interior que hace posible decir NO a otras cosas. También requiere voluntad el poder hacer algo cuando uno no quiere hacerlo, y depender de los valores y no del impulso o deseo del momento. Es el poder de actuar con integridad respecto de la primera creación proactiva.

Trata de aprender cómo hacer prioridades y administrar tu tiempo para que las cosas más importantes sean las primeras y no las últimas. Pero en este hábito hay algo más que administración del tiempo. Poner primero las cosas más importantes, también implica aprender a sobreponerte a tus temores y ser fuerte durante los momentos más difíciles. Este hábito te dice: “¡Llega! No permitas que los obstáculos desvíen tu curso”. Las familias se organizan y se desempeñan alrededor de sus prioridades más importantes, como se expresan en sus enunciados de misión personal, matrimonial y familiar. Tienen tiempos familiares semanales y tiempos de acercamiento uno a uno. Están impulsadas por un propósito, no por las agendas o las fuerzas que las rodean. Ser persistente. El personal está facultado para prevenir y/o corregir los problemas en su origen.

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