Week 5_ Spirit-Empowered Witnessing_ study this lesson for Aug 1 from SPD Discipleship on Vimeo.
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¿QUIÉN RECIBE EN VANO LA GRACIA DE DIOS?
Dios siempre ha querido que las acciones que realicemos por más sencillas que parezcan no sean “en vano”. Por ejemplo, entre los Diez Mandamientos, con respecto al uso del nombre de Dios, Él mismo estableció primeramente a los israelitas que: “no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” (Exodo 20:7). Uno de los Salmos, el 127, enseña que hasta en los trabajos comunes como la albañilería, es necesario tomar en cuenta a Dios para construir una casa, porque “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”; y en el trabajo que realizan las personas encargadas de la seguridad sea pública o privada como el de los vigilantes, policías, bomberos, etc… también es necesario tomar en cuenta a Dios, porque “Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” (Salmo 127:1). De esta manera, para que nuestras acciones no resulten “en vano”, Dios no debe ser descartado en el cumplimiento de nuestros deberes. Es probable que en la vida cotidiana algunas veces hayamos tomado decisiones que fueron “en vano” para nosotros, pero en las cosas espirituales es necesario que no tomemos decisiones vanamente, sino las que sean para obedecer a Dios, y para edificar nuestra vida que sin merecerlo, Dios la está restaurando por medio de su Hijo Jesucristo.
El texto bíblico para este mensaje, en palabras del apóstol Pablo, es una exhortación originalmente escrita a los Corintios, a quienes les fue dicho: “… no recibáis en vano la gracia de Dios” (2 Corintios 6:1). Tales palabras nos sugieren que hay personas que reciben en vano la gracia de Dios. Por tal sugerencia de nuestro texto, realicé un estudio en diversos textos a lo largo de las Sagradas Escrituras para encontrar la descripción de quién y cómo es la persona que recibe “en vano la gracia de Dios”, entonces, encontré que la Palabra de Dios describe quién es la persona que recibe en vano la gracia de Dios. / Entonces, ¿según la Palabra de Dios, quién recibe en vano la gracia de Dios? / En el transcurso de este mensaje les presentaré la descripción de una persona que según la Palabra de Dios recibe “en vano la gracia de Dios”.
El texto bíblico para este mensaje, en palabras del apóstol Pablo, es una exhortación originalmente escrita a los Corintios, a quienes les fue dicho: “… no recibáis en vano la gracia de Dios” (2 Corintios 6:1). Tales palabras nos sugieren que hay personas que reciben en vano la gracia de Dios. Por tal sugerencia de nuestro texto, realicé un estudio en diversos textos a lo largo de las Sagradas Escrituras para encontrar la descripción de quién y cómo es la persona que recibe “en vano la gracia de Dios”, entonces, encontré que la Palabra de Dios describe quién es la persona que recibe en vano la gracia de Dios. / Entonces, ¿según la Palabra de Dios, quién recibe en vano la gracia de Dios? / En el transcurso de este mensaje les presentaré la descripción de una persona que según la Palabra de Dios recibe “en vano la gracia de Dios”.
I.- LA PERSONA QUE ANDA EN BUSCA DE OTRO EVANGELIO
Después de ser llamados a la gracia de Cristo, los
Gálatas rápidamente se estaban alejando hacia lo que el apóstol Pablo llama “un evangelio diferente”, no porque hubiera otro
evangelio, sino que con tales palabras les estaba indicando que estaban
cambiando su fe en el verdadero evangelio por una perversión del evangelio de
Cristo, por lo que les dice lo siguiente: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os
llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
/ No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren
pervertir el evangelio de Cristo” (Gálatas 1:6-7). El avalúo de Pablo acerca de la mala
decisión de aquellos creyentes fue: “Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros” (Gálatas
4:11). No porque propiamente el trabajo del apóstol fuese vano, sino
porque aquellos creyentes, “en vano” habían manifestado creer, pues después de haber
manifestado creer en el verdadero evangelio, en la práctica vivían “un evangelio diferente”.
Desde los días que los apóstoles proclamaban el
verdadero evangelio de la gracia de Cristo, surgieron al mismo tiempo
proclamadores de perversiones del verdadero evangelio de parte de falsos
predicadores, pastores, y maestros. De la misma manera, en la actualidad
también existen grandes cantidades de falsos pastores, maestros, profetas, y
apóstoles quienes también en cantidades mayores de falsos evangelios están
perturbando la verdadera fe de aquellos que hemos conocido las doctrinas de la
verdadera gracia. Debido a ellos, se puede observar a hermanos que
han dejado y a otros que están dejando las doctrinas de la gracia, para seguir
falsos evangelios de la actualidad. Algunos, atraídos por las propuestas
del “evangelio de la prosperidad”, por la doctrina de la liberación de
“maldiciones generacionales”, por la doctrina metafísica del pensamiento
positivo, etc…, se han ido con los que enseñan y practican tales
doctrinas. E igualmente, aunque hay quienes no se van de sus
iglesias sino que permanecen en ellas, sin embargo, ya no creen las doctrinas
de la gracia, y se dedican a compartir sus “evangelios diferentes” a los demás que asisten a la iglesia, perturbando así a
los que están en la verdadera fe. Estas personas son las que han
recibido “en vano la gracia de Dios”, porque la dejan de creer, y comienzan a
practicar lo que no es gracia sino esfuerzo personal o imposición de falsos
maestros de religión en ocasiones ajenas al cristianismo.
Amados hermanos, es importante conocer bien el
evangelio de la gracia de Cristo para que ni tan pronto, ni más adelante nos
dejemos arrastrar por un falso evangelio, pues usted ha encontrado, el
evangelio de la gracia de Cristo, directamente de las Sagradas
Escrituras. Si alguna vez, se tiene que cambiar de iglesia local por
razones justificables, que no sea por andar buscando ‘el verdadero evangelio’
como hacen algunas personas, pues, lo que usted encontrará es “un evangelio diferente” como les pasó a
aquellos nuevos creyentes gálatas, y eso significará que habrá recibido “en vano la gracia de Dios”, porque luego de
haberla recibido, le dio la espalda dejándola de aceptar.
La segunda descripción de una persona que recibe en vano
la gracia de Dios, es:
II.- LA PERSONA QUE NUNCA LLEVA FRUTOS ESPIRITUALES.
Dentro de las enseñanzas de Jesús, él dijo: “En esto es glorificado mi
Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8).
Uno que ha recibido la gracia de Dios es uno que se hace discípulo de
Jesucristo, y en consecuencia no debe quedar sin fruto sino que debe llevar
fruto, pero no poco sino “mucho
fruto”.
¿Se imagina usted qué producción habría en una parcela con 500 árboles
frutales (como la membresía de la iglesia) pero que por razones conocidas o
desconocidas no dan fruto? Ninguna producción habría. Y eso
es lo que Jesús no quiere que ocurra entre los discípulos que forman parte de
su iglesia. Él no quiere infructuosidad en sus discípulos sino que espera
que cada discípulo produzca “mucho fruto”. Y Jesús ilustrando la falta de frutos en las personas
que dicen abrazar la fe, los compara de una manera muy fuerte con los árboles
que siendo frutales no dan ni un solo fruto, y dice al respecto: “Todo árbol que no da buen
fruto, es cortado y echado en el fuego. / Así que, por sus frutos
los conoceréis” (Mateo 7:19,20).
En este caso, Jesús se refiere retóricamente a los creyentes que por haber
recibido o estar recibiendo la gracia de Dios, deben demostrar los frutos de la
gracia en sus vidas, pero si no hay frutos, o sea, si no hay evidencia de que
están dejando que la gracia de Dios actúe en sus vidas, entonces han recibido “en vano la gracia de Dios”.
Algunos de los frutos que deben estar formándose en
las vidas de todo discípulo son las que el apóstol Pablo les dice a los Gálatas
que son los frutos del Espíritu, como el “…amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
/ mansedumbre, templanza;…” (Gálatas 5:22-23).
Sin embargo, tomando en cuenta que Dios provee de dones ministeriales a todos
los creyentes, entonces, además de los frutos antes mencionados que deben
notarse en nuestras vidas, deben también verse los frutos que resultan del uso
del don o de los dones recibidos.
Amados hermanos, es incongruente que habiendo
recibido la gracia de Dios, un discípulo permanezca igual o se vuelva peor que
antes, pues si eso ocurre, eso significa que tal persona ha recibido “en vano la gracia de Dios”. De vez en
cuando quizá hemos escuchado de personas que no son de la fe cristiana, pero
estas personas demuestran mejores actitudes que los que decimos estar en la fe
verdadera, esto no es porque ellos sean mejores, sino porque los que estamos en
la fe tenemos o tomamos “en
vano la gracia de Dios” no correspondiéndole adecuadamente, ni dejando que los
beneficios de la gracia moldeen nuestra conducta y vida personal.
.
La tercera descripción de una persona que recibe en vano la gracia de Dios, es:
III.- LA PERSONA QUE PERMITE QUE LA PALABRA SEA AHOGADA
En la parábola del Buen Sembrador y de los
diferentes terrenos en los que cayó la semilla de la Palabra de Dios, se nos
dice que la semilla que cayó entre espinos ilustra a una persona que oye la
Palabra de Dios, pero “los
afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras
cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Marcos
4:18,19). Esta es otra descripción de la persona que recibe “en vano la gracia de Dios”, porque se trata de
alguien que lee la Palabra, estudia la Palabra, memoriza la Palabra, aprende la
Palabra, escucha la lectura, predicación, o enseñanza de la Palabra, pero
finalmente no la obedece porque tiene sus propios afanes, intereses ajenos a la
voluntad de Dios. Entonces lo mucho o poco que tal persona ha conocido
acerca de la palabra de Dios, queda ahogada, y entonces se puede decir que fue “en vano” que haya recibido
la gracia de Dios, a menos que deje que la palabra de Dios germine en el
terreno de su corazón y en él crezcan las plantas de la fe, la esperanza, y el
amor.
Amados hermanos, la gracia de Dios es lo máximo que
el ser humano necesita. Ninguno que sea discípulo de Jesús debe abandonar
o cambiar la gracia de Dios por cualquier otra cosa de este mundo. Al
contrario, usted que verdaderamente ha recibido la gracia de Dios, debe
ocuparse permanentemente en conocer mediante la Palabra de Dios todas las
implicaciones de esa gracia, y debe incluso no solamente conocerlo sino que
también debe llevar una vida congruente con esa gracia salvadora, de tal manera
que como dice Jesús la semilla de la palabra del evangelio no se ahogue en
usted. Entregar la vida a Jesucristo, quizá no fue tan fácil para usted,
sin embargo, un día usted pudo por la misma gracia de Dios confiar
salvadoramente en Jesucristo. Ahora, usted es probable que también
tiene sus luchas para crecer “en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo” (2 Pedro 3:18), sin embargo, usted lee las Sagradas
Escrituras, usted estudia la palabra de Dios de manera personal o en la Escuela
de Formación Cristiana de la Iglesia, usted hasta dedica tiempo para el culto a
Dios donde escucha cada vez la predicación de la palabra de Dios; entonces
usted ha dado un paso importante que otros menosprecian al descuidar la
lectura, estudio, y aplicación de la palabra de Dios en sus vidas.
Esto significa que usted ha recibido y sigue recibiendo la gracia de Dios por
medio de Su Palabra, por lo que no deje que se ahogue esa palabra.
Obedézcala, vívala, pues, si no también habrá recibido “en vano la gracia de Dios”.
.
La cuarta descripción de una persona que recibe en vano la gracia de Dios, es:
IV.- LA PERSONA QUE VUELVE A LAS COSAS DEL MUNDO.
Hablando de estas personas que vuelven a las cosas
del mundo, el apóstol Pedro escribió lo siguiente: “Ciertamente, si habiéndose
ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor
y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado
viene a ser peor que el primero. / Porque mejor les hubiera sido no
haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido,
volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. / Pero les
ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y
la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 Pedro
2:20-22). ¡Qué proverbio muy fuerte!, esa es la descripción de una
persona que recibe “en
vano la gracia de Dios” al regresar a su antigua forma de vida pecaminosa, descrita
como una vida sucia, asquerosa, y cochina naturaleza.
Amados hermanos, no hay mejor vida que la que se tiene bajo los alcances de la
gracia de Dios. Si usted está bajo esta gracia salvadora de Dios, no
tiene por qué regresar o ir a las propuestas del mundo sin Dios y sin
Cristo. Manténgase firme en su fe y en su conducta digna del evangelio,
sin tener que vivir como los que no han conocido los beneficios de la gracia.
La quinta descripción de una persona que recibe en vano la gracia de Dios, es:
V.- LA PERSONA QUE EMPIEZA MUY ESPIRITUAL Y TERMINA CARNALMENTE.
En su epístola a los Gálatas, el apóstol Pablo les
preguntó: “¿Habiendo
comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (Gálatas 3:3).
Creo que lo que el apóstol Pablo estaba queriendo que estos creyentes se
dieran cuenta es que cuando creyeron, estos al principio demostraron un inmenso
entusiasmo por la fe, la obediencia, y el servicio, pero que poco a poco en
ellos se fue apagando, al grado de que algunos no solamente siguieron a falsos
maestros con sus falsas doctrinas, sino que algunos de ellos regresaron a vivir
como antes en los placeres de la carne, dejando así de obedecer el evangelio de
la gracia de Cristo. Qué triste es que las personas comiencen con
entusiasmo la fe, pero al cabo de poco tiempo se alejen de la fe, y vivan según
sus propios deseos y no como Dios quiere que se viva en su gracia.
Un ejemplo de este entusiasmo temporal se puede ver
en algunas personas (porque no en todas ni en muchas) quienes solamente porque
les interesa celebrar la ceremonia de su boda, o porque solamente les interesa
bautizar a sus infantes, o porque solamente quieren recibir algún otro
beneficio de la iglesia, toman las clases respectivas, se hacen miembros,
reciben el beneficio, y luego no los vuelves a ver a la semana siguiente, ni al
mes siguiente sino cuando mucho, aunque parezca exageración, solamente en dos
breves temporadas del año. Su entusiasmo menguó. Eso también
es una evidencia de recibir “en vano la gracia de Dios”, pues solamente obedecen o fingen obedecer
cuando hay interés en un beneficio.
CONCLUSIÓN: Amados hermanos, quiero concluir con el testimonio del
apóstol Pablo a los Corintios a quienes les dijo: “Pero por la gracia de Dios soy
lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más
que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios
15:10). Observe usted que la gracia había producido en él, una entrega al
servicio de la gracia, pues dice: “antes he trabajado más que todos ellos” (se refería a los
demás apóstoles). Pablo, por su pasado muy sucio delante de Dios,
no merecía ser salvado, no merecía la gracia de Dios, pero como Dios lo salvó
de la condenación eterna, y como Pablo se dio cuenta de ese gran beneficio
inmerecido, pues para no recibir “en vano la gracia de Dios”, lo que él hizo a cambio fue trabajar, y
luego aconsejó: “hermanos
míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor
siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios
15:58).
Usted también, no reciba “en vano la gracia de Dios”, trabaje y crezca «en la obra del Señor», pues esa es la manera
de vivir la gracia sin que sea “en vano”.
(Diego Teh).