miércoles, 8 de julio de 2020

¿QUIÉN RECIBE EN VANO LA GRACIA DE DIOS?


    Dios siempre ha querido que las acciones que realicemos por más sencillas que parezcan no sean “en vano”.  Por ejemplo, entre los Diez Mandamientos, con respecto al uso del nombre de Dios, Él mismo estableció primeramente a los israelitas que: “no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” (Exodo 20:7).   Uno de los Salmos, el 127, enseña que hasta en los trabajos comunes como la albañilería, es necesario tomar en cuenta a Dios para construir una casa, porque “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”; y en el trabajo que realizan las personas encargadas de la seguridad sea pública o privada como el de los vigilantes, policías, bomberos, etc… también es necesario tomar en cuenta a Dios, porque “Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” (Salmo 127:1).   De esta manera, para que nuestras acciones no resulten “en vano”, Dios no debe ser descartado en el cumplimiento de nuestros deberes.   Es probable que en la vida cotidiana algunas veces hayamos tomado decisiones que fueron “en vano” para nosotros, pero en las cosas espirituales es necesario que no tomemos decisiones vanamente, sino las que sean para obedecer a Dios, y para edificar nuestra vida que sin merecerlo, Dios la está restaurando por medio de su Hijo Jesucristo.

El texto bíblico para este mensaje, en palabras del apóstol Pablo, es una exhortación originalmente escrita a los Corintios, a quienes les fue dicho: “… no recibáis en vano la gracia de Dios” (2 Corintios 6:1).  Tales palabras nos sugieren que hay personas que reciben en vano la gracia de Dios.   Por tal sugerencia de nuestro texto, realicé un estudio en diversos textos a lo largo de las Sagradas Escrituras para encontrar la descripción de quién y cómo es la persona que recibe “en vano la gracia de Dios”, entonces, encontré que la Palabra de Dios describe quién es la persona que recibe en vano la gracia de Dios.  /  Entonces, ¿según la Palabra de Dios, quién recibe en vano la gracia de Dios?  /  En el transcurso de este mensaje les presentaré la descripción de una persona que según la Palabra de Dios recibe “en vano la gracia de Dios”.

I.- LA PERSONA QUE ANDA EN BUSCA DE OTRO EVANGELIO
   Después de ser llamados a la gracia de Cristo, los Gálatas rápidamente se estaban alejando hacia lo que el apóstol Pablo llama “un evangelio diferente”, no porque hubiera otro evangelio, sino que con tales palabras les estaba indicando que estaban cambiando su fe en el verdadero evangelio por una perversión del evangelio de Cristo, por lo que les dice lo siguiente: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.  /  No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo” (Gálatas 1:6-7). El avalúo de Pablo acerca de la mala decisión de aquellos creyentes fue: “Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros” (Gálatas 4:11).  No porque propiamente el trabajo del apóstol fuese vano, sino porque aquellos creyentes, “en vano” habían manifestado creer, pues después de haber manifestado creer en el verdadero evangelio, en la práctica vivían “un evangelio diferente”.
   Desde los días que los apóstoles proclamaban el verdadero evangelio de la gracia de Cristo, surgieron al mismo tiempo proclamadores de perversiones del verdadero evangelio de parte de falsos predicadores, pastores, y maestros.  De la misma manera, en la actualidad también existen grandes cantidades de falsos pastores, maestros, profetas, y apóstoles quienes también en cantidades mayores de falsos evangelios están perturbando la verdadera fe de aquellos que hemos conocido las doctrinas de la verdadera gracia.   Debido a ellos, se puede observar a hermanos que han dejado y a otros que están dejando las doctrinas de la gracia, para seguir falsos evangelios de la actualidad.  Algunos, atraídos por las propuestas del “evangelio de la prosperidad”, por la doctrina de la liberación de “maldiciones generacionales”, por la doctrina metafísica del pensamiento positivo, etc…, se han ido con los que enseñan y practican tales doctrinas.   E igualmente, aunque hay quienes no se van de sus iglesias sino que permanecen en ellas, sin embargo, ya no creen las doctrinas de la gracia, y se dedican a compartir sus “evangelios diferentes” a los demás que asisten a la iglesia, perturbando así a los que están en la verdadera fe.   Estas personas son las que han recibido “en vano la gracia de Dios”, porque la dejan de creer, y comienzan a practicar lo que no es gracia sino esfuerzo personal o imposición de falsos maestros de religión en ocasiones ajenas al cristianismo.
   Amados hermanos, es importante conocer bien el evangelio de la gracia de Cristo para que ni tan pronto, ni más adelante nos dejemos arrastrar por un falso evangelio, pues usted ha encontrado, el evangelio de la gracia de Cristo, directamente de las Sagradas Escrituras.   Si alguna vez, se tiene que cambiar de iglesia local por razones justificables, que no sea por andar buscando ‘el verdadero evangelio’ como hacen algunas personas, pues, lo que usted encontrará es “un evangelio diferente” como les pasó a aquellos nuevos creyentes gálatas, y eso significará que habrá recibido “en vano la gracia de Dios”, porque luego de haberla recibido, le dio la espalda dejándola de aceptar.

  La segunda descripción de una persona que recibe en vano la gracia de Dios, es:
II.- LA PERSONA QUE NUNCA LLEVA FRUTOS ESPIRITUALES.
   Dentro de las enseñanzas de Jesús, él dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8).  Uno que ha recibido la gracia de Dios es uno que se hace discípulo de Jesucristo, y en consecuencia no debe quedar sin fruto sino que debe llevar fruto, pero no poco sino “mucho fruto”.   ¿Se imagina usted qué producción habría en una parcela con  500 árboles frutales (como la membresía de la iglesia) pero que por razones conocidas o desconocidas no dan fruto?  Ninguna producción habría.   Y eso es lo que Jesús no quiere que ocurra entre los discípulos que forman parte de su iglesia.  Él no quiere infructuosidad en sus discípulos sino que espera que cada discípulo produzca “mucho fruto”.  Y Jesús ilustrando la falta de frutos en las personas que dicen abrazar la fe, los compara de una manera muy fuerte con los árboles que siendo frutales no dan ni un solo fruto, y dice al respecto: “Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.  /  Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:19,20).  En este caso, Jesús se refiere retóricamente a los creyentes que por haber recibido o estar recibiendo la gracia de Dios, deben demostrar los frutos de la gracia en sus vidas, pero si no hay frutos, o sea, si no hay evidencia de que están dejando que la gracia de Dios actúe en sus vidas, entonces han recibido “en vano la gracia de Dios”.
   Algunos de los frutos que deben estar formándose en las vidas de todo discípulo son las que el apóstol Pablo les dice a los Gálatas que son los frutos del Espíritu, como el “…amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  /   mansedumbre, templanza;…” (Gálatas 5:22-23).  Sin embargo, tomando en cuenta que Dios provee de dones ministeriales a todos los creyentes, entonces, además de los frutos antes mencionados que deben notarse en nuestras vidas, deben también verse los frutos que resultan del uso del don o de los dones recibidos.
   Amados hermanos, es incongruente que habiendo recibido la gracia de Dios, un discípulo permanezca igual o se vuelva peor que antes, pues si eso ocurre, eso significa que tal persona ha recibido “en vano la gracia de Dios”.   De vez en cuando quizá hemos escuchado de personas que no son de la fe cristiana, pero estas personas demuestran mejores actitudes que los que decimos estar en la fe verdadera, esto no es porque ellos sean mejores, sino porque los que estamos en la fe tenemos o tomamos “en vano la gracia de Dios” no correspondiéndole adecuadamente, ni dejando que los beneficios de la gracia moldeen nuestra conducta y vida personal.
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   La tercera descripción de una persona que recibe en vano la gracia de Dios, es:
III.- LA PERSONA QUE PERMITE QUE LA PALABRA SEA AHOGADA
   En la parábola del Buen Sembrador y de los diferentes terrenos en los que cayó la semilla de la Palabra de Dios, se nos dice que la semilla que cayó entre espinos ilustra a una persona que oye la Palabra de Dios, pero “los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Marcos 4:18,19).  Esta es otra descripción de la persona que recibe “en vano la gracia de Dios”, porque se trata de alguien que lee la Palabra, estudia la Palabra, memoriza la Palabra, aprende la Palabra, escucha la lectura, predicación, o enseñanza de la Palabra, pero finalmente no la obedece porque tiene sus propios afanes, intereses ajenos a la voluntad de Dios.  Entonces lo mucho o poco que tal persona ha conocido acerca de la palabra de Dios, queda ahogada, y entonces se puede decir que fue “en vano” que haya recibido la gracia de Dios, a menos que deje que la palabra de Dios germine en el terreno de su corazón y en él crezcan las plantas de la fe, la esperanza, y el amor.
   Amados hermanos, la gracia de Dios es lo máximo que el ser humano necesita.  Ninguno que sea discípulo de Jesús debe abandonar o cambiar la gracia de Dios por cualquier otra cosa de este mundo.  Al contrario, usted que verdaderamente ha recibido la gracia de Dios, debe ocuparse permanentemente en conocer mediante la Palabra de Dios todas las implicaciones de esa gracia, y debe incluso no solamente conocerlo sino que también debe llevar una vida congruente con esa gracia salvadora, de tal manera que como dice Jesús la semilla de la palabra del evangelio no se ahogue en usted.  Entregar la vida a Jesucristo, quizá no fue tan fácil para usted, sin embargo, un día usted pudo por la misma gracia de Dios confiar salvadoramente en Jesucristo.   Ahora, usted es probable que también tiene sus luchas para crecer “en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18), sin embargo, usted lee las Sagradas Escrituras, usted estudia la palabra de Dios de manera personal o en la Escuela de Formación Cristiana de la Iglesia, usted hasta dedica tiempo para el culto a Dios donde escucha cada vez la predicación de la palabra de Dios; entonces usted ha dado un paso importante que otros menosprecian al descuidar la lectura, estudio, y aplicación de la palabra de Dios en sus vidas.   Esto significa que usted ha recibido y sigue recibiendo la gracia de Dios por medio de Su Palabra, por lo que no deje que se ahogue esa palabra.  Obedézcala, vívala, pues, si no también habrá recibido “en vano la gracia de Dios”.
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   La cuarta descripción de una persona que recibe en vano la gracia de Dios, es:
IV.- LA PERSONA QUE VUELVE A LAS COSAS DEL MUNDO.
   Hablando de estas personas que vuelven a las cosas del mundo, el apóstol Pedro escribió lo siguiente: “Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.  /  Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.  /  Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 Pedro 2:20-22).   ¡Qué proverbio muy fuerte!, esa es la descripción de una persona que recibe “en vano la gracia de Dios” al regresar a su  antigua forma de vida pecaminosa, descrita como una vida sucia, asquerosa, y cochina naturaleza.
   Amados hermanos, no hay mejor vida que la que se tiene bajo los alcances de la gracia de Dios.  Si usted está bajo esta gracia salvadora de Dios, no tiene por qué regresar o ir a las propuestas del mundo sin Dios y sin Cristo.  Manténgase firme en su fe y en su conducta digna del evangelio, sin tener que vivir como los que no han conocido los beneficios de la gracia.
   La quinta descripción de una persona que recibe en vano la gracia de Dios, es:
V.- LA PERSONA QUE EMPIEZA MUY ESPIRITUAL Y TERMINA CARNALMENTE.
   En su epístola a los Gálatas, el apóstol Pablo les preguntó: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora  vais a acabar por la carne?” (Gálatas 3:3).  Creo que lo que el apóstol Pablo estaba queriendo que estos creyentes se dieran cuenta es que cuando creyeron, estos al principio demostraron un inmenso entusiasmo por la fe, la obediencia, y el servicio, pero que poco a poco en ellos se fue apagando, al grado de que algunos no solamente siguieron a falsos maestros con sus falsas doctrinas, sino que algunos de ellos regresaron a vivir como antes en los placeres de la carne, dejando así de obedecer el evangelio de la gracia de Cristo.   Qué triste es que las personas comiencen con entusiasmo la fe, pero al cabo de poco tiempo se alejen de la fe, y vivan según sus propios deseos y no como Dios quiere que se viva en su gracia.
   Un ejemplo de este entusiasmo temporal se puede ver en algunas personas (porque no en todas ni en muchas) quienes solamente porque les interesa celebrar la ceremonia de su boda, o porque solamente les interesa bautizar a sus infantes, o porque solamente quieren recibir algún otro beneficio de la iglesia, toman las clases respectivas, se hacen miembros, reciben el beneficio, y luego no los vuelves a ver a la semana siguiente, ni al mes siguiente sino cuando mucho, aunque parezca exageración, solamente en dos breves temporadas del año.   Su entusiasmo menguó.  Eso también es una evidencia de recibir “en vano la gracia de Dios”, pues solamente obedecen o fingen obedecer cuando hay interés en un beneficio.

   CONCLUSIÓN: Amados hermanos, quiero concluir con el testimonio del apóstol Pablo a los Corintios a quienes les dijo: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10).  Observe usted que la gracia había producido en él, una entrega al servicio de la gracia, pues dice: “antes he trabajado más que todos ellos” (se refería a los demás apóstoles).   Pablo, por su pasado muy sucio delante de Dios, no merecía ser salvado, no merecía la gracia de Dios, pero como Dios lo salvó de la condenación eterna, y como Pablo se dio cuenta de ese gran beneficio inmerecido, pues para no recibir “en vano la gracia de Dios”, lo que él hizo a cambio fue trabajar, y luego aconsejó: “hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).

   Usted también, no reciba “en vano la gracia de Dios”, trabaje y crezca «en la obra del Señor», pues esa es la manera de vivir la gracia sin que sea “en vano”.

(Diego Teh).

viernes, 3 de julio de 2020