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INTELIGENCIA ESPIRITUAL

“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.” Colosenses 1:9

El apóstol Pablo oraba para que los colosenses fueron llenos de inteligencia espiritual (IE). ¿Por qué lo haría? ¿Qué tiene de valiosa la IE? ¿Es mejor que la inteligencia cognitiva o la inteligencia emocional? El texto paulino acompaña la idea de la IE junto al “conocimiento de su voluntad en toda sabiduría”. Probablemente esta insistencia del apóstol en que los colosenses fueran sabios e inteligentes en cuestiones espirituales podría deberse a que Colosos, era en aquellos tiempos, un gran centro cultural, especialmente era centro del paganismo y de las religiones de los misterios. Era muy activo el gnosticismo, una herejía de la iglesia. Había muchas formas de gnosticismo, una de ella era la de los esenios. Este grupo se caracterizaba tener un espíritu exclusivista, ya que se sentían dueños de la sabiduría. Esa Babel de ideas requería de un espíritu crítico, la habilidad para discriminar el error de la verdad y una vigilancia permanente para no dejarse influir por conceptos destructivos.
Muchas investigaciones se han realizado últimamente sobre la IE, un concepto descubierto por la psicología recientemente. Por ejemplo, se ha reconocido que la IE “nos abre a la cuestión de sentido”, “faculta para identificar lo que .. no anda bien, las debilidades y las flaquezas” como también las “fortalezas y capacidades latentes”, para poder “diseñar inteligentemente el futuro”. En un excelente artículo, Rodrigo Arias y Viviana Lemos (2015), han mostrado que la IE abarca varias dimensiones y tiene múltiples funciones importantes en la vida humana, a saber:
a) Dimensión cognitiva (conocimiento espiritual): que incluye razonamiento moral, práctica de la meditación, búsqueda de sentido, autoconocimiento, autotrascendencia, actitud frente al dolor.
b) Dimensión afectiva (“vivencia espiritual”): que abarca el entusiasmo, sensibilidad estética, admiración por lo misterioso, paz interior, felicidad.
c) Dimensión conductual (“contingencia”): control de los impulsos, sobriedad, sencillez, manejo del ocio, cuidado de la salud, estoicismo o resistencia física, ejercicio de la solidaridad.
Constituyendo algo tan valioso e importante se entiende mejor porque el apóstol estaba tan afanoso que los hermanos colosenses ejercitasen esta noble virtud, algo que podríamos también cultivar todos nosotros. ¿No les parece bien?