lunes, 29 de abril de 2024

DAR (Amado Nervo)

 Todo hombre que te busca va a pedirte algo.

El rico aburrido, la amenidad de tu conversación; el pobre, tu dinero; el triste, un consuelo; el débil, un estímulo; el que lucha, una ayuda moral.

Todo hombre que te busca, de seguro va a pedirte algo.

¿Y tú osas impacientarte? Y tú osas pensar: ¡Que fastidio!

¡Infeliz! La ley escondida que reparte misericordiosamente las excelencias, se ha dignado otorgarte el privilegio de los privilegios, el bien de los bienes, la prerrogativa de las prerrogativas.

¡Dar! ¡Tú puedes dar!

¡En cuantas horas tiene el día, tú das, aunque sea una sonrisa, aunque sea un apretón de manos, aunque sea una palabra de aliento!

¡En cuantas horas del día te pareces a Él, que no es sino dación perpetúa, difusión perpetua y regalo perpetuo!

Deberías caer de rodillas ante el Padre y decirle: “¡gracias porque puedo dar, Padre mío! ¡Nunca más pasará por mí el semblante, la sombra de una impaciencia!”

“¡En verdad os digo, que vale más dar que recibir!”

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