jueves, 24 de abril de 2008

INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA

Para los que reconocen la autoridad final de las Sagradas Escri­turas, la teología bíblica es una disciplina esencial.

La teología bíblica aprovecha los resultados comprobados de la crítica textual e histórica y emplea los principios de la exégesis científica bíblica. Además, la teología bíblica evangélica refleja ciertas suposiciones supranaturalísticas: la realidad y propósito del Dios viviente, la deidad y naturaleza salvadora de Jesucristo, la dei­dad y el ministerio personal del Espíritu Santo, así como la inspira­ción total y unidad de las Santas Escrituras como la Palabra de Dios escrita.

La obra redentora de Cristo, se expresa en la actividad santi­ficadora del Espíritu que purifica el corazón de su inclinación pecadora, lo llena con el amor puro de Dios, y lo restaura a la imagen divina. Esta santidad es tanto gradual como instantánea, personal y social: se transmite al creyente por medio de una fe personal en Cristo y se experimenta en el compañerismo con su Cuerpo. Por lo demás, la perfección cristiana es teleológica: su expresión final espera el retorno de Jesucristo en gloria con la victoria concomitante del reino de Dios.

El tema de salvación evidente a través de este estudio, es el tema central de la Biblia. Dios, obrando en la historia, y más particular y maravillosamente en Cristo, ha provisto un camino de salva­ción para toda la humanidad.

Teología, en su más sencilla acepción, es nuestro intento humano a pensar clara y correctamente acerca de Dios. Es el estudio de formas de organizar y comunicar la idea acerca de Dios y del orden creado. No hay mayor desafío para la mente que el reflexionar sobre el significado de la religión y de las Escrituras.

El que la teología con frecuencia parezca abstracta y sin impor­tancia, es más bien falta de los teólogos que de la materia misma. La mayoría de las interrogaciones de la vida son básicamente cues­tiones teológicas. No hay persona, religiosa o no, que escape la necesidad de confrontar los problemas de la fuente y naturaleza de la realidad y el significado y destino de la vida.

No es posible exagerar la importancia de la teología cristiana. La teología no es opcional con la Iglesia. Es negocio de todo cris­tiano. William Hordern escribe: “La iglesia que proclama no tener teología está, de hecho, escondiendo para ella misma las premisas teológicas por las cuales vive y como resultado, falla en ponerlas bajo la luz del escrutinio.” Esto resulta en una “teología popular” en que se sostienen ideas contradictorias sin reconocer su incompa­tibilidad real. Necesitamos un nuevo descubrimiento de la “teolo­gianidad de todos los creyentes.” La cura para una teología pobre no es no teología sino una mejor teología. Si la teología ha de cumplir su función adecuada, no más debe considerarse como el monopolio de los expertos.

“El esfuerzo de ser cristianos en la práctica sin saber lo que es el cristianismo siempre fracasa”, dice A. W. Tozer. “El cristiano verdadero debe ser, y de hecho lo es, un teólogo. Debe estar al tanto, al menos, de algo de la riqueza de verdad revelada en las Sagradas Escrituras. Y debe saberlo con suficiente claridad para declarar y defender lo que dice. Y lo que puede declararse y defenderse se llama credo. La siempre presente tarea de la iglesia es interpretar su fe ante el mundo contemporáneo. Para hacerlo, requiere una comprensión de lo que es esencial a la fe así como lo que es incidental. El fracaso en este punto no sólo desnivela la piedad personal; confunde la proclamación del evangelio ante el mundo.

I. LA ESTRUCTURA LÓGICA DE LA TEOLOGÍA

Mas, ¿qué es exactamente teología? El vocablo mismo nos señala su significado. Se deriva de dos vocablos griegos —Theos, “Dios”, y logos, palabra, o “discurso razonado.” Logos es la raíz de donde tomamos la palabra lógica o lógico. La encontramos en el sufijo “-logía”, al nombrar las varias ramas del pensamiento humano. En cada caso, “-logía” significa la aplicación de principios de pensa­miento lógico a algún asunto o materia particular.

Por ejemplo, la geología es la aplicación de principios de pensamiento lógico a hechos observados de geos, o tierra. La antro­pología es la aplicación de principios de pensamiento lógico a hechos observados acerca del anthropos, hombre. La sicología es la aplica­ción de principios de pensamiento lógico a las observaciones acerca de la psyche, literalmente el alma, o el yo “del alma.” Sociología es la aplicación de principios de pensamiento lógico a las observaciones acerca del socius, la sociedad. Y así continúa la lista de varias cien­cias a medida que ellas se especializan más y más.

Una tradición clásica habla de la teología como “la Reina de las Ciencias.” Usando el término "ciencia” en relación a la teología puede ayudarnos si no la llevamos al extremo. Así como cada una de las ciencias es el resultado de aplicar principios de pensamiento correcto a una materia definida, la teología es la aplicación de principios de pensamiento lógico a la verdad acerca de Theos, Dios.

A. Hechos e Interpretación

Además de su nombre, hay otro punto de semejanza entre la teología y las varias ciencias. Toda ciencia es el resultado de dos procesos de la mente: observación e interpretación. El aprendizaje principia con la observación. De allí sigue la interpretación, captando relaciones y significados. Después vuelve a más observación para verificar o establecer las relaciones y significados que ha formulado.

La tarea de toda ciencia es buscar aquellos principios, leyes, teorías o hipótesis que unifiquen, integren e interpreten los hechos separados y los fenómenos de su materia particular. Toda área de investigación incluye una gran cantidad de fenómenos separados o discretos, hechos, eventos y objetos. Muchos “hechos” parecen contradictorios. Abunda la paradoja. La tarea del científico consiste en unificar, interpretar y describir este cúmulo de hechos con fre­cuencia sorprendentes, en sus modelos coherentes de explanación. El profesor C. A. Coulson, un fisicista teorético, escribe que “la verdad científica significa coherencia en un modelo que se reconoce como significativo y sensible.”

Hemos mencionado que el pensamiento incluye tanto observa­ción como interpretación. Pero estos no son procesos rígidamente separados. A medida que el pensamiento cambia de observación a interpretación, los lógicos nos hablan de “inducción.” Y cuando el pensamiento de interpretación o generalización regresa a la mayor observación, los lógicos hablan de “deducción.” Pero cualquier proceso de búsqueda de la verdad incluye ambos cambios, inducción y deducción. Los hechos se observan, se hace una generalización por inducción; esa generalización se usa como teoría o hipótesis, y sus consecuencias se predicen por deducción. Sólo así puede probarse, ya sea verificándose o revisándose.

Cuando principia la observación, emergen los patrones de relación y significado. Estos patrones o modelos adelantan el estudio tanto en la selección como en la interpretación de datos. Cuando los datos son complejos, pueden sostenerse diferentes teorías por observadores diferentes. Con frecuencia estas teorías se suceden una a la otra, a medida que se prueban primero una y después la otra poniéndolas a un lado. La historia de la ciencia es en su mayor parte la historia de hipótesis revisadas y descartadas. En algunos casos como—por ejemplo, en las teorías de la naturaleza de la luz —ciertas hipótesis conflictivas pueden permanecer lado a lado pues cada una sirve para explicar una porción de los datos.

Como comparación, los hechos de la religión (en que las Escri­turas proveen una gran fuente de datos) se unifican e interpretan en la teología. “Teología es la exhibición de los hechos de la Escritura en su orden propio y en su relación con los principios de verdades generales envueltas en los hechos mismos, y que saturan y armonizan el todo.” La teología cristiana es “la Iglesia reflexionando, bajo la dirección del Espíritu Santo, sobre la Palabra dada por Dios a ella.” “Teología es la ciencia del cristianismo; mucho de lo que erróneamente se llama teología es sólo adivinación sicológica que sólo se puede verificar por la experiencia. La teología cristiana es la exposi­ción ordenada de las certidumbres de la revelación.”

Así como sucede, en menor grado, con otras ciencias que tratan con datos complejos, los hechos de la religión han producido formas diferentes de interpretación. Son estos las “escuelas” o “sistemas” de teología como en el proceso teológico del catolicismo, el lutera­nismo, el calvinismo, el arminianismo, y la neoortodoxia. Cada uno de estos modelos, en cierto grado, controla la selección y la interpretación de datos para los adeptos suyos.

B. Objetividad en Teología

Harold O. J. Brown, para mencionar sólo uno, argüía que no se puede considerar propiamente a la teología como una “ciencia.” Brown señala que la ciencia demanda objetividad o imparcialidad de parte de los que la practican. La teología, por el otro lado, debe practicarse por quienes se han entregado a Dios acerca de quien piensan y escriben o por quienes se rebelan contra El.

Se concede un tanto de verdad a esta posición. Sin embargo, objetividad no necesariamente significa falta de entrega o falta de interés. Significa responsabilidad hacia los datos, la sujeción de la teoría al hecho. En este sentido el teólogo puede ser tan objetivo como el químico o el biólogo. Es aquí donde las palabras de precau­ción de Mildred Bangs Wynkoop resultan apropiadas:

La naturaleza quedará oculta del científico que rehúsa ser enseñado por la naturaleza. La naturaleza es, antes que nada, y siempre, el amor que demanda servicio antes de que ella se someta a la voluntad del científico. Este principio tiene validez para la teología y para las Escrituras. Todos nosotros, calvinistas y wesle­yanos, hemos de distinguir cuidadosa y honradamente entre la Palabra de Dios y las opiniones e interpretaciones con que la trata­mos.

Aunque se acepta que ninguna teoría es tan segura como los datos en que descansa, es tanto lógica como sicológicamente im­posible operar aparte de ciertos principios ordenados de interpreta­ción general. Es aquí donde descansa la necesidad de la teología y la importancia de encontrar el mejor cuadro de referencia o modelo de doctrina dentro del cual tratar los hechos de la vida religiosa y las declaraciones de las Escrituras.

II. LAS FUENTES DE TEOLOGÍA

Es posible describir tipos de teología en formas diferentes. H. Orton Wiley divide la “teología en general” en teología cristiana y teología étnica. Subdivide la teología cristiana en Exegética, Histórica, Sistemática y Práctica.

Una clasificación útil distingue los tipos de teología de acuerdo a sus fuentes de información y al principio que rige el arreglo de sus materiales, como en las siguientes divisiones:

A. Teología Natural

La “teología natural” busca sus datos en la observación de la naturaleza, las tendencias religiosas en la humanidad, y la historia, sicología y sociología de la religión. Depende en la filosofía del teísmo y el uso del razonamiento metafísico para llegar al conoci­miento de Dios. Este es generalmente el tipo de teología que se encuentra en la apologética como primer paso importante en las evidencias cristianas. Los preámbulos de la Suma Theologica de Tomás de Aquino, “La Analogía de la Religión, Natural y Revelada, a la Constitución y Curso de la Naturaleza(The Analogy of Religion, Natural and Revealed, to the Constitution and Course of Nature) del obispo Joseph Butler, y la obra monumental de William Temple “Naturaleza, Hombre y Dios” (Nature, Man, and God) son ejemplos clásicos de teología natural.

No hay teología natural escrita que sea “pura” para quienes han sido nutridos en la tradición cristiana. La influencia de la tradición y de las Escrituras es inescapable. No obstante, al grado en que el razonamiento principia con los datos suplidos por la naturaleza— ya sea naturaleza física o sicológica—y de allí trabaja sin referencia consciente a la Biblia o a los credos históricos, el resultado puede con cierta corrección describirse como teología natural.

El rechazo neoortodoxo de la teología natural es bien conocido. La teología natural generalmente se convierte en humanismo. Su Dios, excepto por su poder, bien pudiera ser creado a la imagen del hombre. Su función es de preparación. En el mejor de los casos puede servir como “ayo” para dirigir la mente hacia Cristo. En el peor de los casos bien puede ser una piedra de tropiezo en aceptar una teología revelacional correcta.

B. Teología Sistemática

Un segundo tipo importante de teología es la teología sistemática o dogmática. Este es el tipo conocido más bien con el término gené­rico de teología. Sus fuentes de información incluyen las Escrituras, los grandes credos de la iglesia, las observaciones de la vida religiosa y de las instituciones dentro del marco de la iglesia, y la sicología de la experiencia cristiana y de la adoración.

Los sistemas dominantes de la teología en el cristianismo han sido o sistemáticos o dogmáticos. El catolicismo, el luteranismo, el calvinismo y el arminianismo son sistemas históricos que pro­vienen de una variedad de fuentes accesibles. Cada uno de estos sistemas apela a las Escrituras como su fuente primaria de informa­ción. Pero cada sistema acepta también información en varias formas y énfasis de los credos, las tradiciones y la vida y experiencia de la iglesia.

C. Teología Bíblica

La teología bíblica es el tercer tipo mayor de formulación teológica. En un sentido amplio, toda teología que sinceramente intenta ser fiel al contenido de las Escrituras, puede llamarse “bíblica.”

Sin embargo, recientemente ha aparecido un vocablo más espe­cializado para teología bíblica. Este es un esfuerzo serio por descu­brir de primera mano lo que los escritores bíblicos querían decir con lo que expresaron—en contraste con lo que se ha dado por hecho que ellos quisieron decir. La teología bíblica en este sentido se enfoca más exclusivamente sobre la información que dan las Escri­turas—los eventos, declaraciones y enseñanzas mencionados en la Biblia.

La Biblia en sí no es teología, aunque provee materiales sobre los cuales puede formarse la teología. La teología es la respuesta de la Iglesia a la revelación dada en las Escrituras. Esta revelación se da por medio del relato histórico, las expresiones proféticas y apos­tólicas, por la devoción y oración descritas en la poesía y el salmo, por la meditación sobre la vida como en los escritos de la Sabiduría por el oráculo (palabras directas y atribuidas a Dios) y supremacía en la vida, enseñanzas y muerte expiatoria y resurrección de Jesu­cristo.

Muchas declaraciones en la Biblia, de hecho, representan afir­maciones teológicas de primera clase. La reflexión de los salmistas y profetas sobre la historia de Israel, las enseñanzas de Jesús y los escritos didácticos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento son verdadera teología; son ejemplos de las primeras fases esenciales en la generalización. La teología bíblica toma éstos como su infor­mación—los “hechos” con los que opera—así como la información desde el marco histórico en que se relacionan.

La tarea de la teología bíblica, como Geoffrey W. Bromiley la condensa, consiste en “interpretar las expresiones detalladas y libros de la Biblia basándose en su propio trasfondo y presuposi­ciones antes que en los que provienen de otras fuentes.” La ejecu­ción de esta tarea requiere estudios cuidadosos de términos que son fundamentales a la exégesis teológica de las Escrituras. También se requiere un sentido de contexto histórico y la significación de historia por teología. Una de las ventajas más reales y prácticas de la teología bíblica ha sido un nuevo reconocimiento de la unidad de las Escrituras dentro de su conocida diversidad. El contexto indis­pensable de todo narrativo y aserción Escritural es toda la Biblia misma.

Así pues, la teología bíblica es el intento de presentar sistemá­ticamente las afirmaciones de la fe en la Biblia. Su sistema no es el de teología “sistemática” sino el que resulta de una revelación en desarrollo en la Biblia. Procura seguir los modelos de significado inherentes en las Escrituras mismas.

Myron S. Augsburger nos recuerda que la “teología bíblica como disciplina se sitúa entre lo sistemático y lo exegético.” No sustituye a la teología sistemática, pero es una preparación para ella. “Procura reunir el contenido de la revelación en forma bíblica.” La exégesis está interesada en descubrir la verdad de la revelación bíblica en sus partes.La teología sistemática intenta reunir el con­tenido de la revelación y presentarla en forma lógica. “La teología bíblica se ubica entre ambas procurando relatar las partes bíblicas en tal forma que vayan de acuerdo con el contenido total de la expresión bíblica.”

Chester Lehman compara también la teología bíblica con la sistemática: “La teología bíblica examina el proceso de la develación de la Palabra de Dios al hombre. Está interesada en el modo, el proceso, el progreso y el contenido de la revelación divina. La teología sistemática, por el otro lado, ve el total de la revelación de Dios, busca sistematizar estas enseñanzas, y dar una presentación lógica de ellas en forma doctrinal.”

D. La Teología Bíblica Es Básica

Se da por hecho que hay una interacción entre los tipos principales de teología. No obstante, la teología bíblica tiene una reclamación correcta a la primacía en los círculos evangélicos. Virtualmente, todas las organizaciones protestantes afirman que la Biblia es su única Regla de fe y práctica. La teología bíblica es un intento a tomar seriamente esta afirmación—sostener credos, instituciones y sistemas de interpretación hasta lo último como fuente de verdad en las Escrituras.

Robert C. Dentan ha identificado dos valores de la teología bíblica en relación a la teología sistemática:

1. La teología bíblica “provee los materiales básicos para la teología sistemática.” Aunque la teología sistemática agrega a su caudal, materiales de información tomados de la teología natural, de los credos cristianos y de la historia de la experiencia cristiana, debe hallar, aun así, su fuente primaria en la Biblia si es que ha de llamarse verdaderamente teología cristiana. La mejor manera de conseguir la información bíblica es por el estudio comprehensivo de las dos ideas religiosas del Antiguo y Nuevo Testamentos, antes que buscando el sostener ideas de otras fuentes por las citas de textos de prueba bíblica específicos.

2. La teología bíblica “provee una norma para la teología sis­temática... por la cual pueden juzgarse los desarrollos teológicos posteriores.” La teología bíblica puede servir como punto de contacto por el cual pueden evaluarse las formulaciones de la teología sistemática. La teología, cortada de sus raíces bíblicas, siempre tiende a convertirse en subjetiva y en criatura antes que en el crítico de sus tiempos.

Edmond Jacob escribió: “Si [la dogmática] desea permanecer cristiana siempre, tendrá que hacer nuevas evaluaciones de sus de­claraciones comparándolas con la información bíblica esencial, la elucidación de la cual es precisamente tarea de la teología bíblica, ella misma basada en una exégesis bien fundada.”18 Supliendo su material primo y definiendo los límites de la teología sistemática, la teología bíblica ayuda a preservar la dogmática de “caer en un subjetivismo en que el poder esencial se sacrifique en favor de lo secundario.”19

Esta necesidad se ha reconocido por mucho tiempo. Antes del desarrollo del “movimiento de la teología bíblica” de nuestro día, Olin A. Curtis buscó una “legítima teología bíblica” como base para la teología sistemática. Dijo, “Quiero decir algo más allá de las obras fragmentarias que con frecuencia se publican con el nombre de teología bíblica. Toda la Biblia debe ser captada filosóficamente como una unidad cristiana que se manifieste en variedad. Cuando esto se haga, habrá un centro para la Biblia; y sin duda este centro es la muerte de nuestro Señor.” (Dios, hombre y salvación, Purkiser y otros)


1 comentario:

Anónimo dijo...

hermano que Dios lo Bendiga esto era lo q` estaba buscando que DIOS le PAGE

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