“La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los
redimidos durante toda la eternidad”. (White, RJ 366). Es interesante que la
cruz de Cristo, que es la más grande manifestación del amor de Dios, pueda ser eternamente
la materia de estudio de los redimidos. Cuan profundo y abarcante es este tema
que nunca se agota; ciencia y arte se conjugan en este estudio. La cruz de
Cristo nos habla del amor abnegado, que está dispuesto a ir al sacrificio, pues
el amor verdadero supera cualquier adversidad y podemos darnos cuenta que si en
medio de la adversidad persevera el corazón, esto es amor; es imposible que no
se vea reflejado en hechos. En la tierra nueva ya no habrá que estudiar más
sobre muchas materias, la ciencia ya no investigará sobre las enfermedades que
ahora afligen a la humanidad, porque ya no existirán. Ahora el estudio de la ciencia
y el arte será el amor de Dios; la alabanza y la investigación científica sobre
el gran amor de Dios reflejado en la cruz de Cristo, en la creación, en la
providencia divina en la historia de la redención, ocuparán nuestro tiempo y
excederá todo nuestro entendimiento. Esto quiere decir que el amor es una ciencia y
un arte que se aprende como todas las ciencias y como todas las artes, con
esfuerzo, dedicación y constancia e implica la adquisición de conocimientos. ¿Cuándo
fue la última vez que leíste o reflexionaste sobre este tema. ¿Ya tienes una
biblioteca repleta de libros que hablan sobre el insondable amor de Dios? ¿Se
ve la teoría y la práctica de la ciencia y el arte de amar reflejado estos
conocimientos en tu trato con Dios, contigo mismo y con los demás, especialmente
en tu ámbito familiar? Te invito a empezar ahora a estudiar la materia de estudio
que será la ciencia y el canto de los
redimidos por la eternidad y hazte un maestro en este tema, que es el mejor de
los temas. Considera el texto de 1 Corintios 13:1-3: “Si yo hablara lenguas
humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como bronce que resuena o
címbalo que retiñe. Si tuviera profecía y entendiera todos los misterios y toda
ciencia; y si tuviera toda la fe, de manera que trasladara los montes, y no
tengo amor, nada soy. Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los
pobres, y entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me
sirve”.
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