lunes, 21 de mayo de 2007

¿HACIA DÓNDE VA EUROPA?

Por Rubén Alvarez

Ya pasado el Día de Europa, que ha destacado en 2007 por las conmemoraciones de los 50 años de la firma del Tratado de Roma y el nacimiento de la UE

En 1979, los ciudadanos europeos eligieron directamente por vez primera a los diputados que les representarían en el Parlamento Europeo.
En 1987 se concedieron las primeras becas del Programa Erasmus para cursar estudios en el extranjero.
En 1993 nació el mercado único, que es el mayor mercado interior del mundo industrializado, y el Tratado de Maastricht dio un impulso decisivo a la integración.
En 1995, el innovador Convenio de Schengen dio luz verde a los viajes sin pasaporte.
En el 2002 llegó el euro. La prosperidad económica ha aumentado desde que se eliminaron los obstáculos al comercio y la libre circulación. En 2004 la UE experimentó su mayor ampliación con la adhesión de 10 nuevos países. Al ingresar Bulgaria y Rumanía en 2007, los Estados miembros han pasado a ser 27. Se ha recorrido un largo camino desde el Tratado de Roma.

Hoy se cumplen 50 años de la firma del tratado de Roma. La UE vive un período de incertidumbre y de dudas sobre sí misma. La Declaración de Berlín, que se firma esta mañana, pone de manifiesto las profundas diferencias entre los socios del "club europeo".
Las elecciones francesas marcarán el inicio de nuevas generaciones para renegociar la Constitución.

Zapatero y Rajoy están en Berlín, donde celebran el aniversario europeo. Los líderes europeos buscan hoy en el 50 cumpleaños de la firma del Tratado de Roma un impulso para salir de la crisis que mantiene bloqueada la UE desde que hace casi dos años Francia y Países Bajos dijeran 'no' en referéndum al Tratado Constitucional.

La canciller alemana, Ángela Merkel, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el presidente de la Eurocámara, Hans-Gert Poettering, firmarán la 'Declaración de Berlín', en la que los Veintisiete países se comprometen a encontrar una solución antes de las elecciones al Parlamento Europeo de la primavera de 2009.

La elaboración de la Declaración de Berlín ha puesto de relieve una vez más las profundas divergencias entre los Estados miembros sobre lo que debe ser el proyecto europeo, pese a que la presidencia alemana ha tratado de crear un ambiente positivo que acabe con el europesimismo reinante en la UE y que permita retomar las negociaciones sobre la reforma institucional.

Polonia y República Checa han amenazado hasta el último minuto con vetar el texto, y al final se ha evitado cualquier mención al Tratado Constitucional y no se ofrece ninguna receta para superar la crisis.

"Con la “unificación” europea se ha hecho realidad un sueño de generaciones anteriores. Nuestra historia nos reclama que preservemos esta ventura para las generaciones venideras. Para ello debemos seguir adaptando la estructura política de Europa a la evolución de los tiempos. Henos aquí, por tanto, cincuenta años después de la firma de los Tratados de Roma, unidos en el empeño de dotar a la Unión Europea de fundamentos comunes renovados de aquí a las elecciones al Parlamento Europeo de 2009. Porque sabemos que Europa es nuestro futuro común", se limita a señalar el borrador.

Pendientes de Francia

La tarea más difícil para Angela Merkel comenzó al día siguiente de las elecciones presidenciales francesas, momento en el que se intensificó las consultas entre los Estados miembros para encontrar una 'Hoja de Ruta' sobre la reforma constitucional, que tiene que presentarse en junio, y convencer a los países que, aunque firmaron la Constitución, han mostrado su rechazo a retomar el texto, como Países Bajos (donde la población ha dicho 'no'), Reino Unido, Polonia o República Checa, que no se han pronunciado sobre la ratificación.

Catorce años tras la caída del muro, Alemania aún está lejos de estar realmente reunificada. ¿Correrá el mismo destino la ampliación de la UE hacia el Este?.

¿Qué resulta si se cruza a un Ossi con un Wessi? (1) Otro arrogante más afiliado a la seguridad social. ¿Tan sólo un chiste o una expresión más de los prejuicios existentes entre “Ossis” y “Wessis”?. Incluso después de 14 años tras la caída del muro, el "muro en las cabezas" no quiere caer de una vez por todas. Si se da credibilidad a una encuesta de opinión del Instituto Forsa publicada en agosto del 2003 por encargo del canal de noticias N24, el 62% de los encuestados verían una gran diferencia entre la gente de la RFA y de la RDA. Esta sensación es compartida en mayor grado, en un 73%, por la población de Alemania del Este que por los alemanes occidentales (un 59%). ¿No deberían unirse aquellos que pertenecen realmente al mismo grupo?. ¿Por qué les parece entonces tanto a los ciudadanos de Alemania Occidental como a los del Este que “antes todo era mejor”?. ¿Qué razones hay para esa “nostalgia por el Este”? (2), ¿y se podrían sacar conclusiones a partir de la reunificación alemana y las relaciones internas alemanas sobre la futura ampliación europea hacia el Este?.



Paralelos entre la reunificación y la ampliación hacia el Este

Lo que vivió y sigue viviendo Alemania a raíz de la reunificación podría servir de ayuda en la ampliación hacia el Este de Europa para tratar con más sensibilidad una parte de los problemas que esta ampliación traerá consigo, ya que por el momento parece ser éste el caso. Sin embargo, por desgracia, el ser humano no parece aprender de sus errores.

Respecto a la entrada en la UE se va reduciendo. De igual manera que se presentan las deliberaciones en los medios de comunicación, los ciudadanos de los futuros países de la UE no deberían tener la sensación de que la UE es una “sociedad de segunda categoría”. A esto se le añaden recuerdos aún muy recientes, heridas aún muy profundas: muchos países fueron liberados de la represión de un ”poder superior” hace tan sólo 10 años. De la manera que se presenta actualmente la entrada a la UE, podría surgir de nuevo el miedo a la represión, esta vez por parte de Occidente.


Para convertirse en miembro de la UE, se deben reunir ciertas condiciones, como ser un país democrático y que en él haya igualdad entre los miembros de su sociedad. Si se exige y se espera esto del otro, uno mismo debe cumplir igualmente con ello, si no se pierde la credibilidad.

También Alemania se amplió en 1990 hacia el Este , tal y como la UE ahora. Sin embargo por aquel entonces la política, y una gran parte de la población de la Alemania Occidental, olvidó tratar a su compañero del Este como a un igual. Rápidamente se sacaron las calculadoras y se hicieron los cálculos de los costes de la reunificación y quién y cuándo sacaría provecho de ella.

El titular del diario del 30 de mayo del 2005 señalaba: “Francia rechaza la constitución europea y complica a la UE”, añadiendo:”El triunfo del no francés podría estancar la integración europea. El rechazo a la constitución europea.”

El titular del jueves 2 de junio del 2005 señalaba: “UE vive profunda crisis tras segundo rechazo a constitución.” Añadiendo: “Casi un 62% de los holandeses votó en contra del texto.” El comentario de los periódicos era en estos términos: El hecho deja en evidencia las contradicciones que aún conviven al interior de Europa sobre el proceso de unificación. Estos resultados se podrían convertir en una virtual lápida para el proceso de integración, a pesar de que más de la mitad de sus 25 miembros aún no se pronuncian. Tenemos que desacelerar la unificación. Un duro revés para la integración europea.

Los resultados vuelven a cuestionar un proceso que ha avanzado con lentitud desde que surgió la idea de una unidad económica de Europa, en la década del 50.

Hoy en la UE se pueden apreciar éxitos importantes, como el levantamiento de las fronteras y la creación del euro; pero también fracasos, como la política exterior y de seguridad comunes. En 1991, después de la caída del muro de Berlín, se vio un auge bastante grande por la unificación. Pero la profecía señalaba que esos acontecimientos tan promisorios por la unificación, no tenían futuro.

En el Tratado de Maastrich de 1992, se enfocaron en la seguridad comunes, pero los hechos han demostrado que los países de la UE aún no están en condiciones de actuar como una unidad en temas de política exterior. Eso quedó en evidencia durante la crisis por el conflicto en Irak en el 2003, cuando los principales países de la unión mantuvieron posiciones contradictorias. Por un lado Reino Unido, Italia y España apoyaron a Estados Unidos, mientras que Francia y Alemania lideraron lo posición contraria a la guerra contra Saddam Hussein.

Inglaterra estaría considerando dar por muerta la constitución e incluso no someterla a un referendum.

La principal razón de la unificación de la UE, sería contrarrestar a Estados Unidos. Las principales razones del “NO” a la constitución unificada son:

a) Temor a perder las identidades nacionales (nacionalismo). Este es uno de los principales argumentos, que sostiene el rechazo a la Constitución.
b) El deseo de una mayor democratización de las instituciones. La constitución crea un sistema representativo, donde los gobiernos de las naciones miembros son los que designan al presidente del Consejo Europeo. Se pide una participación más directa del ciudadano en las decisiones de la UE.

El pueblo les puso límites a sus líderes. Los gobernantes estaban muy entusiasmados con la unificación de Europa.


Las naciones de la Europa occidental desempeñan su papel en el magno drama que se desarrolla ante nosotros. ¿Qué vendrá luego? Nos acercamos al punto culminante de la visión de Daniel (Daniel 2:41-44) y al desenlace de la historia de este mundo. En la antigüedad cada imperio surgió, cumplió su destino, según el bosquejo divino, y se desmoronó luego.

De la imagen que vio Daniel dijo: “El sueño es verdadero y fiel su interpretación.” (Daniel 2:45).

Imagen: Daniel 2

Cabeza de oro:
Representa a Babilonia; 605 a 539 AC.
Brazos y pecho de plata: Representa a Medo-Persa; 539-331 AC
Vientre y muslos de bronce: Representa a Grecia; 331-168 AC.
Las piernas de Hierro: Representa a Roma Imperial y papal; 168 AC-476 DC.
Los pies de hierro y barro cocido: Representa a las naciones de Roma
Occidental (actual Europa); 476 DC- tiempo del fin.

Roma se dividiría en 10 partes:

1. Germanos o Alamanes (Alemania)
2. Francos (Francia)
3. Burgundios (Suiza)
4. Suevos (Portugal)
5. Sajones (Inglaterra-Bretaña)
6. Visigodos (España)
7. Lombardos (Italia)

Perecieron hace mucho:

8. Hérulos (Italia) Arrianos
9. Vándalos (África) Arrianos
10. Ostrogodos (Italia) Arrianos

“Los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; (Daniel 7:24)

El hierro mezclado con el barro, son un símbolo muy real de lo que serían los pueblos sucesores del Imperio Romano. Así como el hierro es firme, muchas naciones serían fuertes; y como el hierro es débil, otras naciones serían también débiles. A través de toda la historia, Europa Occidental tendría esta conformación. Naciones débiles y fuertes. Daniel profetizó que estas naciones jamás se unirían, a pesar de los esfuerzos humanos por lograrlo.

Los poderes Europeos intentaron mantener la paz estimulando las uniones matrimoniales entre diferentes componentes de la realeza de sus países. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, la gran mayoría de los miembros de las cortes reales europeas estaban vinculados entre sí por lazos familiares. La reina Victoria era conocida como la abuela de Europa; en cada casa reinante había descendientes suyos, ya fuera nieto o sobrino nieto.

En 1914, al iniciarse la Primera Guerrra Mundial, los reyes de España, Portugal, Italia, Dinamarca, Noruega, Alemania, etc. Eran hermanos, primos, tíos y sobrinos. Pero la profecía decía que “no se pegarán”. La iglesia medieval intentó unir a las potencias europeas en el denominado “Sacro Imperio Romano” bajo el liderazgo de Carlo Magno (siglo VIII), Carlos V (siglo XVI), Napoleón, el Kaiser Guillermo II y Adolfo Hitler. Todos intentaron unir Europa, pero todos fracasaron. Hitler declaró: “Fundaré un imperio que durará 1000 años". Todos han fracasado en fundar un imperio universal.

“Así como viste el hierro mezclado con barro, así se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (Daniel 2:43). Esto de las “Alianzas humanas” del texto bíblico, puede tratarse no solo de descendientes y matrimonios entre la realeza de distintos pueblos, sino que también puede tratarse de las migraciones de la población, pero que mantenían fuertes vínculos de nacionalismos.

“No se unirán”. La profecía Daniel ha soportado y soportará la prueba del tiempo. Algunas potencial mundiales han sido débiles y otras fuertes. El nacionalismo ha continuado con vigor. Las tentativas de convertir en un imperio único y grande las diversas naciones que surgieron del cuarto imperio han terminado en el fracaso. Ciertas secciones se han unido transitoriamente, pero la unión no resultó ni pacífica ni permanente.

Ha habido también muchas alianzas políticas entre las naciones. Estadistas de amplia visión, por diversos medios, han tratado de realizar una federación de naciones que se desempeñara eficazmente, pero todas esas tentativas se han frustrado.

La profecía no declara específicamente que no podría haber una unión transitoria de varios elementos, por medio de la fuerza de las armas, o de una dominación política. Pero si se intentase o se lograse formar tal unión, las naciones que la integrasen no se fusionarían orgánicamente, y continuarían sus recelos mutuos y hostiles. Una federación formada sobre tal fundamento está condenada a la ruina.

Estamos viviendo en el tiempo del fin, en los dedos de la estatua de la visión de Daniel. Debemos vivir como Daniel.

Tener un espíritu superior (Daniel 6:3).
Ser fiel (Daniel 6:4).
Ser una persona de oración (Daniel 6:10).
Dar un testimonio de servicio a Dios (Daniel 6:16).
Tener fe y confianza en Dios (Daniel 6:23).
Reconocer que estamos bajo la soberanía de Dios (Daniel 6:24,26,27).

Finalmente recordemos las palabras más importantes de esta profecía histórica: “En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).

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