En el nombre de tu único Hijo,
hoy me postro ante tus pies,
Dios Jehová, padre del universo,
para agradecerte lo que hiciste y haces conmigo.
Hoy me demostraste que eres un Dios vivo,
un Dios presente en todos nuestros momentos
de peligro; no permites que nos caigamos,
en los hoyos profundos del abismo,
porque tú, mi Dios Jehová,
nos levantas y nos llevas en hombros,
protegiéndonos del dolor humano,
para no ser lastimados por las espinas del mal.
Es por eso, mi Dios Jehová, en el nombre de tu Hijo,
te glorifico y glorifico tu nombre,
por los siglos de los siglos.
Hoy pude sentir tu presencia junto a mí,
protegiéndome de la ley de los hombres,
porque tú, mi Dios Jehová,
serás mi único juez perfecto
y junto a mi abogado, el Señor Jesucristo,
me darás mi libertad; la libertad eterna,
que no será cinco, seis, quince ni veinte años;
será para siempre y junto a ti mi Dios Jehová,
junto a tus ángeles y a tus hijos escogidos,
que ahora se hacen presente,
dándonos amor, iluminando nuestro sendero,
con sus sonrisas radiantes como el sol.
Gracias Padre, por enviar tus ángeles,
que encarnados vienen hasta este lugar,
donde todos gritan y nadie te escucha,
están ellos, alimentando de tu Palabra,
para no ser frágiles ante este mundo.
Gracias Padre por todo lo que tengo
y eso eres tú mi Dios Jehová.
Gracias por tanta dicha y felicidad.
Estando contigo todo eso se vive;
no podré recordar el dolor ni la desesperación
que me hizo caer en este lugar, para conocerte.
Glorificado sea tu nombre mi Dios Omnipotente.
Todo lo puedes en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.
Soida Melgarejo
Con cariño y mucho amor, desde la cárcel
de Acha, para todos mis hermanos; los que
nunca tuve. 12 de febrero del 2007
hoy me postro ante tus pies,
Dios Jehová, padre del universo,
para agradecerte lo que hiciste y haces conmigo.
Hoy me demostraste que eres un Dios vivo,
un Dios presente en todos nuestros momentos
de peligro; no permites que nos caigamos,
en los hoyos profundos del abismo,
porque tú, mi Dios Jehová,
nos levantas y nos llevas en hombros,
protegiéndonos del dolor humano,
para no ser lastimados por las espinas del mal.
Es por eso, mi Dios Jehová, en el nombre de tu Hijo,
te glorifico y glorifico tu nombre,
por los siglos de los siglos.
Hoy pude sentir tu presencia junto a mí,
protegiéndome de la ley de los hombres,
porque tú, mi Dios Jehová,
serás mi único juez perfecto
y junto a mi abogado, el Señor Jesucristo,
me darás mi libertad; la libertad eterna,
que no será cinco, seis, quince ni veinte años;
será para siempre y junto a ti mi Dios Jehová,
junto a tus ángeles y a tus hijos escogidos,
que ahora se hacen presente,
dándonos amor, iluminando nuestro sendero,
con sus sonrisas radiantes como el sol.
Gracias Padre, por enviar tus ángeles,
que encarnados vienen hasta este lugar,
donde todos gritan y nadie te escucha,
están ellos, alimentando de tu Palabra,
para no ser frágiles ante este mundo.
Gracias Padre por todo lo que tengo
y eso eres tú mi Dios Jehová.
Gracias por tanta dicha y felicidad.
Estando contigo todo eso se vive;
no podré recordar el dolor ni la desesperación
que me hizo caer en este lugar, para conocerte.
Glorificado sea tu nombre mi Dios Omnipotente.
Todo lo puedes en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.
Soida Melgarejo
Con cariño y mucho amor, desde la cárcel
de Acha, para todos mis hermanos; los que
nunca tuve. 12 de febrero del 2007
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