domingo, 17 de mayo de 2009

EL PODER DE LOS OTROS

Los amigos, y los amigos de los amigos, ejercen sobre nosotros una influencia que puede llegar a ser mayor que la de nuestras familias.

La felicidad es contagiosa y, como ocurre con la gripe, no importa si el portador del virus es su pareja o el amigo de su mejor amigo. Al revés, (y contra toda lógica aparente) el impacto positivo en su ánimo será mayor si quien está feliz es un partner del happy hour y no quien comparte su mismo techo.

Esta es la conclusión del estudio realizado por el médico social de la Universidad de Harvard, Nicholas Christakis, en una red de miles de amigos, parientes, vecinos y compañeros de trabajo que, desde 1948, se dedica a la investigación de enfermedades cardiacas. Christakis descubrió que los "extraños" (no familiares) ejercen sobre nosotros una influencia que puede llegar a ser más poderosa que la de nuestro núcleo íntimo.

Por ejemplo -sostiene el experto-, si un gran amigo que vive a kilómetros de usted se siente de pronto feliz, las posibilidades de que se contagie con su buen humor alcanzan un 60%, contra apenas un 10% si el dichoso es una persona que vive en su casa.
Es el poder de los otros o de los extraños o del "amigo oculto", como lo bautizó un artículo de la revista brasileña Galileu. Veamos cómo opera y qué alcances tiene esta dinámica social.

TRES GRADOS DE SEPARACIÓN
En ocasiones, las aves parecen ponerse de acuerdo para abandonar, en bandada, un lugar de anidación. ¿Ocurre algo similar cuando decidimos hacer, por ejemplo, una dieta? Según Christakis, sí. Después de todo, somos animales sociales.

Los investigadores llaman a este proceso "inteligencia colectiva de las redes". Un gran conjunto de fenómenos -disposición a votar por un candidato, el gusto por ciertas modas o la angustia por la crisis- es transmitido por los amigos a través de ondas concéntricas, como los círculos en el agua que provoca una pedrada. Eso sí, la influencia llega sólo a los tres grados de separación -es decir, el círculo se rompe en los amigos de los amigos de mi amigo- y su intensidad varía según la naturaleza del fenómeno. En el caso de "la felicidad", por ejemplo, quien ejerce el mayor efecto es el mejor amigo. Lo sigue el amigo del mejor amigo. Bastante más lejos aparece la propia pareja y los hermanos, mientras que el poder de un vecino del barrio es igual a cero.

Con el peso ocurre un fenómeno similar. La posibilidad de sufrir obesidad es de un 57% si la padece un amigo; 40%, un hermano, y baja a 37% cuando se trata del marido o la señora.
Sin embargo, no todos parecen estar de acuerdo con estos postulados.

El sicólogo y Nobel de Economía Daniel Kahneman dijo a The New York Times que le parecía improbable la tesis de Christakis. ¿Cómo es posible que un extraño sea más determinante que mi mujer? Preguntó. El autor del estudio se defendió argumentando, también en el The New York Times, que se trata de una cuestión de género: es más fácil que me identifique con la forma de comer de una amiga que con la de mi marido. "Las mujeres se miran en otras mujeres, y los hombres en otros hombres", afirmó el investigador. Aquí operarían las llamadas "neuronas espejos" que, según estudios de la U. de Tübingen, Alemania, determinan que entre más intensa es la expresión facial, mayor será la emoción de quien la observa.

También en la línea propuesta por Christakis, el sociólogo de la U. de Columbia, Duncan Watts, cree que la influencia social es propia de la especie humana desde el momento en que está determinada por fuerzas externas a nuestro pequeño círculo íntimo.

La sicóloga social y profesora de la Universidad del Desarrollo Adriana Palacios, va más allá y dice que para entender lo que postula Christakis, es necesario diferenciar nuestro ámbito privado del público. En el dominio del espacio público -donde se juegan los roles laborales, sociales, estudiantiles y profesionales-, los agentes externos condicionan las "formas" como salimos a enfrentar el mundo de afuera. Sería un asunto de supervivencia adaptativa y que en el siglo XXI tienen que ver con el consumo, los estilos de vida exitosos y nuevas modas de comunicación como Facebook. Sólo piense, ¿quién fue la primera persona que lo invitó a unirse a esta red?

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