Multitudes de personas se sienten atraídas por los abismos insondables que existen en las entrañas de la tierra o en las profundidades del mar. En las cavidades de la tierra predomina una oscuridad aterradora. El aislamiento es aún más aplastante en lo que es la cueva más honda del planeta, con 1.225 metros de profundidad, en Francia, bajo los Alpes europeos. Y que decir de las profundidades del mar de 10.916 metros, cerca de la isla de Guam. El mensaje más impactante del abismo del océano, es el silencio, la total oscuridad y la absoluta falta de vida que reinan en el fondo del mar. ¿Pero cuál es el estridente mensaje que pregona el vasto e impresionante abismo de nuestro mundo moral y espiritual?
Iniciamos el recorrido hacia la altura, hacia el bienestar de la familia y de nuestra humanidad, reconociendo honestamente que este mundo se halla sumido en un terrible y profundo abismo. Se encuentra abrumado por una oscuridad aún más densa que la que existe en el fondo del mar o en las entrañas de la tierra.
El crimen y el odio se han desatado sobre la faz del planeta. Las pequeñas y grandes ciudades están gobernadas por las fuerzas de las tinieblas. El comercio de las drogas y el desquicio de los hogares son una de las pruebas más evidentes de que nuestra sociedad se ha desbarrancado a un desastre moral. Y lo que es peor, al ser humano le ha faltado la capacidad o la voluntad de impedir esta caída.
La desesperanza ahoga las ganas de vivir de muchísimas personas. Se considera que desde el punto de vista espiritual, emocional, físico y médico, la dolencia del SIDA es una de las más mortales que jamás haya afectado a la raza humana.
¿A dónde vamos? Por motivos muy diferentes, multitudes de familias sienten que han caído en “un pozo”. Sus miembros no se entienden entre sí. La vida para ellos es sombría. Entre tanto, con independencia de lo que ocurre en el mundo o en el hogar, muchas personas miran hacia su interior, y se asustan. Se sienten como al borde de un abismo cargado de resentimientos y temores.
Ante todo esto, da gozo saber que para el Todopoderoso no hay hondura que él no pueda alcanzar con su mano amante. Por más profunda y dolorosa que haya sido nuestra caída y necesidad, Él tiene un plan infalible para sacarnos del abismo y conducirnos a su gloria; a la gloria de la felicidad de la vida abundante y eterna.
Estimado lector y apreciada lectora, con todo afecto le invito a recorrer el camino de la vida, tomado de la mano de Jesús. Con seguridad, Él nos conducirá Del Abismo a la Gloria.
Dr. Milton Peverini García
Iniciamos el recorrido hacia la altura, hacia el bienestar de la familia y de nuestra humanidad, reconociendo honestamente que este mundo se halla sumido en un terrible y profundo abismo. Se encuentra abrumado por una oscuridad aún más densa que la que existe en el fondo del mar o en las entrañas de la tierra.
El crimen y el odio se han desatado sobre la faz del planeta. Las pequeñas y grandes ciudades están gobernadas por las fuerzas de las tinieblas. El comercio de las drogas y el desquicio de los hogares son una de las pruebas más evidentes de que nuestra sociedad se ha desbarrancado a un desastre moral. Y lo que es peor, al ser humano le ha faltado la capacidad o la voluntad de impedir esta caída.
La desesperanza ahoga las ganas de vivir de muchísimas personas. Se considera que desde el punto de vista espiritual, emocional, físico y médico, la dolencia del SIDA es una de las más mortales que jamás haya afectado a la raza humana.
¿A dónde vamos? Por motivos muy diferentes, multitudes de familias sienten que han caído en “un pozo”. Sus miembros no se entienden entre sí. La vida para ellos es sombría. Entre tanto, con independencia de lo que ocurre en el mundo o en el hogar, muchas personas miran hacia su interior, y se asustan. Se sienten como al borde de un abismo cargado de resentimientos y temores.
Ante todo esto, da gozo saber que para el Todopoderoso no hay hondura que él no pueda alcanzar con su mano amante. Por más profunda y dolorosa que haya sido nuestra caída y necesidad, Él tiene un plan infalible para sacarnos del abismo y conducirnos a su gloria; a la gloria de la felicidad de la vida abundante y eterna.
Estimado lector y apreciada lectora, con todo afecto le invito a recorrer el camino de la vida, tomado de la mano de Jesús. Con seguridad, Él nos conducirá Del Abismo a la Gloria.
Dr. Milton Peverini García
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