martes, 10 de abril de 2007

FACTORES DEL EXITO ECONOMICO 5



SUS HIJOS ADULTOS SON ECONÓMICAMENTE AUTOSUFICIENTES: Muchos de los hijos más productivos, no reciben traspasos de riqueza de ningún tipo. El rol de los padres lúcidos, es ayudar a los hijos más débiles a desarrollar la independencia económica y emocional. Que aprenda a “pescar” sola, que sea autodidacta. Muchos padres dicen que no tiene nada de malo brindar atención externa. Es cierto, tal vez, si los receptores ya están bien disciplinados y han demostrado que pueden generar una vida decente sin el dinero de otros; que hayan aprendido a salir adelante y luego sobresalir en su campo de actividad. Si son suficientemente maduros y fuertes como para manejar el dinero, suyo o de cualquier otro, entonces, una ayuda económica externa tendrá muy poco efecto negativo. La verdadera tragedia, es la de los que pasan a depender de la atención externa y les aterra el futuro de pensar que serán privados de esa ayuda. Algunos padres, tíos o abuelos, optan por establecer fondos en custodia. Ese apoyo financiero, las beneficiará mucho más a largo plazo, que regalos importantes en efectivo. Es posible que los familiares se hayan socializado mucho con el estilo de vida dependiente y de consumo que conocieron en su casa, y pareciera ser demasiado tarde, pero es necesario establecer un modelo fuerte, que tenga un efecto positivo en el comportamiento y la personalidad del familiar, con una madurez probada por la capacidad de ganarse bien la vida. Mucho antes de morir, hay que elegir profesionales para que sean coejecutores, por lo que hay que desarrollar relaciones estrechas con un abogado hábil en sucesiones y un contador sobresaliente en el área impositiva. La mayoría de los prodigiosos acumuladores de riqueza, tienen relaciones de muchos años con varios profesionales clave, tales como abogados y contadores de primer nivel. Muchos tienen parientes o amigos que los asesoran respecto de testamentos, fondos en custodia, legados y regalos. Algunas reglas para padres son: a) No decir nunca a los hijos que sus padres son ricos, ni actuar como tales, con lujos y despilfarro, b) Por más ricos que sean, enseñen a sus hijos a ser disciplinados y frugales, sobre todo con el ejemplo, c) cuiden de que sus hijos no se den cuenta de que ustedes son opulentos sino hasta después de haber establecido un estilo de vida maduro, disciplinado y adulto, y una profesión, d) Minimicen las conversaciones sobre las cosas que cada hijo y nieto heredará o recibirá como donaciones o regalos, e) Nunca den dinero en efectivo u otros regalos importantes a sus hijos adultos como parte de una estrategia de negociación o presión por parte de los hijos o premio exigido por alguna conducta, f) Manténgase al margen de las cuestiones familiares de los hijos adultos en cuanto a su estilo de vida, g) No tratar de competir con los hijos en cuanto al dinero, h) recordar que los hijos son individuos, difieren entre sí en motivación y logro, i) Poner el acento en los logros de los hijos, por pequeños que sean, no en los símbolos de éxito de ellos o de sus padres j) Dígales a sus hijos que hay muchísimas cosas más valiosas que el dinero. Enseñe a sus hijos a superarse, no solo a consumir. Los hijos no siguen reglas que sus padres no siguen. Respetemos las normas enseñando con el ejemplo. Los niños buscan disciplina y reglas. Deben ser entrenados para asumir la responsabilidad de sus acciones. Hay cosas más importantes que el dinero, como ser la buena salud, longevidad, felicidad, una familia afectuosa, confianza, buenos amigos, la reputación, respeto, integridad, honestidad y una historia de logros. No hay que hacer trampas, sino que debemos respetar la ley y ganar el sustento honradamente. Es imposible esconderse de la adversidad. Es imposible proteger a los hijos de los altibajos de la vida. Los que triunfan lo hacen experimentando y superando obstáculos, incluso en sus días de infancia. A ellos nunca se les negó el derecho de enfrentar la vida, la lucha y la adversidad. Sin embargo, otros fueron sobreprotegidos y engañados. Los que trataron de sobreproteger a sus hijos, de todo germen de dificultad concebible en nuestra sociedad, en realidad, nunca los vacunaron contra el miedo, la preocupación y el sentimiento de dependencia. En absoluto.

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