jueves, 7 de junio de 2007

EL PERDON

Hace años un hombre joven que vivía en los Estados Unidos perdió la calma y se trenzó en una pelea con su hermano, lo golpeó tan despiadadamente que finalmente murió. El tribunal condenó a muerte al asesino. Pero todos los vecinos, recordando que había sido un buen hombre, llegaron a la conclusión de que aquel terrible incidente había sido tan solo un desliz. Apelaron al gobernador y le pidieron que perdonara a aquel hombre, y el gobernador los atendió cortésmente. Pero antes de perdonar al asesino, el gobernador se vistió de clérigo y se dirigió a la prisión para visitar al joven. Sin embargo, el preso no quiso hablar con el supuesto pastor, y le pidió que lo dejara solo. Silenciosamente, el gobernador se alejó. Poco después, el guardia vino a visitar al prisionero y le preguntó como le había ido en la entrevista con el gobernador.
_ ¿Qué quieres decir cuando dices gobernador? – preguntó el asesino.
_ Sí, me refiero al gobernador. Él vino a visitarte.
_ ¿Quieres decir que el que estuvo vestido de predicador era el gobernador?
_ Sí, ése era el gobernador – respondió el guardia.
El gobernador regresó a su oficina despreciado por aquel preso. Más tarde, cuando uno de los antiguos vecinos vino a visitar al gobernador, le preguntó: ¿Qué va a hacer usted con el joven condenado a muerte? _El caso está terminado – respondió el gobernador. Entonces le explicó que había ido a la prisión para hablar con él, y que el prisionero se había negado a mantener la entrevista y le había pedido que lo dejara solo.
El día de la ejecución llegó. El guardia le concedió al joven el privilegio de decir lo que él deseara. _”Qué nadie diga que muero porque maté a mi hermano”- dijo el asesino. _”Muero porque rechacé al gobernador y el perdón que me traía”. Los que sufran la muerte segunda, no morirán por sus pecados, por más horrendos que hayan sido, sino porque rechazaron o descuidaron recibir a Jesús en sus vidas y la redención o el perdón otorgado por Él.

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