Unos jovencitos le pidieron a otro que se uniera a ellos para robar una casa. El joven permaneció silencioso un instante; luego les dijo: “Muchachos, ustedes saben que mi padre murió hace poco. Esta chaqueta que uso la confeccionó mi madre a partir de una que era de mi padre. Cuando me la puse por primera vez, ella me dijo: _Santiago, esta chaqueta abrigó siempre un corazón que era noble, honrado y honesto. Prométeme hijo mío, que siempre te esforzarás en ser tan honrado y honesto como fue tu padre – Y muchachos, yo respondí afirmativamente.
Aquello terminó el pleito, y Santiago quedó solo. Estaba vestido con el manto de justicia; y no podía pecar.
Crecerá en la mente receptiva una familiaridad con las cosas divinas, que será una barricada contra las tentaciones del enemigo.
Aquello terminó el pleito, y Santiago quedó solo. Estaba vestido con el manto de justicia; y no podía pecar.
Crecerá en la mente receptiva una familiaridad con las cosas divinas, que será una barricada contra las tentaciones del enemigo.
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