martes, 11 de diciembre de 2007

EDUCACION DE CALIDAD

Los mejores alumnos chilenos no superan al estudiante promedio de Finlandia. Los resultados de Pisa 2006, dados a conocer el martes pasado, alentaron a las autoridades chilenas. Cuando el martes pasado se conocieron los resultados de Pisa 2006, las autoridades respiraron aliviadas. La primera generación de estudiantes que ingresó al colegio el mismo año en que se inició la reforma curricular del gobierno de Eduardo Frei, en 1997, y que hoy tienen 15 años de edad, cumplía con las expectativas de mejoramiento. La prueba internacional -en la que participaron 57 países, 30 de la Ocde y 27 naciones invitadas- mostró que respecto de 2000 los alumnos chilenos subieron 23 puntos en ciencias, 33 en lenguaje y 31 en matemáticas, situándose como líderes en Latinoamérica. El avance es evidente, por lo menos en los que se refiere al promedio general. Porque al analizar lo que sucede con el rendimiento de las elites, ese grupo de estudiantes que representan la capacidad máxima de un país, el panorama es bastante menos alentador: ningún alumno chileno mostró las competencias necesarias en el más alto nivel de desempeño, ni en ciencias ni en matemáticas. Sólo el 1,8% de los alumnos nacionales alcanzó un cierto estándar competitivo en ciencias y el 1,3 en matemáticas. Según el informe, una fuerza laboral con competencias científicas es clave para el bienestar económico de los países. Mientras las habilidades básicas son importantes en el aprendizaje de las nuevas tecnologías, las de alto nivel son imprescindibles para la creación y la innovación, esenciales para alcanzar el desarrollo. De allí que Pisa dedique especial importancia a la proporción de estudiantes que se encuentra en el extremo superior tanto en ciencias como en matemáticas.Qué sabe y qué no sabenLos jóvenes que alcanzan el más alto nivel de desempeño en Ciencias, por ejemplo, han adquirido competencias para resolver problemas cotidianos usando conocimientos científicos y consiguen explicar ideas complejas de manera clara y persuasiva. Son estudiantes que pueden argumentar o justificar sus decisiones, que tienen la capacidad de relacionar la ciencia, por abstracta que sea, con aspectos personales (salud o nutrición), sociales (comunidad en la que se participa) y globales (problemas mundiales, como la extinción de las especies). Algo que en Chile nadie logra. Pero que sí lo hace uno de cada cinco estudiantes finlandeses y uno de cada seis en Nueva Zelanda. El 1,8% de los estudiantes que conforman la elite chilena en ciencias, en cambio, logra desempeñarse sólo en situaciones que le son conocidas y descubrir en éstas los elementos que califican como hechos científicos. Pueden también sintetizar algunas ideas o argumentos críticos. Una capacidad común para el 17% de los adolescentes finlandeses y el 14% de sus pares de Hong Kong.Números complejosSegún los analistas de la prueba Pisa, un estudiante que alcanza las máximas competencias en matemáticas logra entender la importancia de los números, los conceptos probabilísticos y su relación con la resolución de los conflictos en cualquier aspecto de la vida cotidiana.Habilidad ausente entre los chilenos. Ningún estudiante nacional, por ejemplo, tiene la capacidad de innovar en la resolución de problemas. Esto es, de llegar a una solución por un camino distinto al propuesto. Tampoco pueden relacionar datos que están en diferentes partes de la pregunta, para formar un todo. Sólo el 1,3% puede trabajar con modelos matemáticos que contienen varias interrogantes.Esto es determinante, por ejemplo, para que el 10% de los estudiantes chilenos de más alto desempeño en matemáticas esté en el mismo nivel que el promedio de todos los estudiantes canadienses y por debajo del promedio de los jóvenes de Corea, Holanda, Suiza y Hong Kong. O que en ciencias, el 10% de los alumnos chilenos de mayor nivel estén por debajo del estudiante finlandés promedio. Se acortan las brechas. Otra arista importante de analizar son las diferencias entre el 5% de peor desempeño frente al 5% de mejor rendimiento. La buena noticia es que esta diferencia, tanto en ciencias como en matemáticas, se acortó entre 2000 y 2006. De hecho, el tramo inferior elevó su nivel de logro en mayor medida que el superior.En 2000, por ejemplo, el 5% de menor desempeño en Chile obtuvo 263 puntos en Ciencias; pero en 2006 aumentó a 295. Más de 30 puntos. El 5% superior, en cambio, elevó su puntaje de 579 a 595: sólo 16 puntos. Algo parecido ocurre en matemáticas. En 2000, el tramo inferior logró 222 puntos, pero en 2006 subió a 273. El 5% superior pasó de 532 a 561. Es decir, en seis años, los de peor rendimiento lograron elevar 50 puntos su rendimiento, pero los de mejor desempeño sólo mejoraron en 30 puntos.

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