domingo, 25 de febrero de 2007

ANGEL INSISTENTE

Santiago, en el terminal de buses, a las 8.30 hrs., mi hermano nos fue a dejar a mi madre y a mi. La agencia de la empresa en la que siempre viajábamos estaba repleta de pasajeros que demandaban un boleto. Nosotros estábamos allí, intentando acercarnos a la ventanilla. En eso, un joven vendedor de otra empresa se nos acercó para ofrecernos unos boletos en San Andrés, agencia que no conocíamos y nunca habíamos escuchado hablar de ella, ni menos habíamos viajado en ella. No aceptamos su ofrecimiento, después de todo, el viaje de Santiago a Arica es largísimo y es mejor asegurarnos de que el viaje será cómodo, pues ya conocemos esta empresa en la que siempre viajamos, su prestigio, y por algo tiene tanta demanda en estos minutos. Pero el joven insistía y volvió a venir hacia nosotros como cuatro veces, hasta llegaba a ser molesto. Y nosotros sin poder alcanzar todavía la ventanilla de la agencia, por la multitud que se agolpaba para poder conseguir su boleto. Finalmente mi madre pensó, este joven seguramente se gana una comisión contactando pasajeros. Bueno, vamos a ayudarle, también necesitará ganarse algo. Los dos buses salieron cerca de las 9 am., pero el otro un poco antes. En el camino los pasamos y al otro día nos enteramos que se habían dado vuelta poco antes de llegar a su destino. Murieron dos personas y hubo muchísimos heridos de diversa gravedad. Hasta nuestros familiares nos llamaron angustiados, porque sabían que siempre viajábamos en la empresa que se accidentó, el mismo día en que viajábamos. Nunca más volvimos a ver a ese joven que como un ángel nos saco insistentemente del peligro.

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