domingo, 25 de febrero de 2007

JESUS ME AMA

Poco después de la guerra civil norteamericana, dos norteamericanos estaban cruzando el Atlántico y escuchando a un tercero que cantaba sobre la cubierta del barco y a la luz de la luna un himno titulado: “Jesús me ama”. Uno de los hombres preguntó al que cantaba si había estado en la guerra civil. El hombre contestó que había sido un soldado confederado. Luego se le preguntó si había estado en determinado lugar cierta noche. “Sí, y algo curioso ocurrió esa noche”, fue la respuesta. “Estaba apostado como centinela en el borde de un sombrío bosque. La noche estaba fría y yo me sentía solo y temeroso, porque el enemigo no estaba lejos. Cerca de la media noche, cuando todo estaba tranquilo, comencé a sentirme extrañamente deprimido y temeroso, así que comencé a cantar este mismo himno suavemente. Cuando llegué a la parte que dice: ‘toda mi confianza está puesta en ti, todo mi auxilio proviene de ti; cubre mi indefensa cabeza con la sombra de tu ala’, una extraña paz se apoderó de mí y ya no sentí temor”. Entonces el hombre que le había hecho estas preguntas contó su propia historia. “Yo era un soldado de la Unión y estaba con un grupo de tiradores certeros y de exploradores en ese mismo bosque aquella misma noche. Lo vimos a usted recortado contra el cielo nocturno. Mis hombres apuntaron sus rifles hacia usted, cuando de pronto usted cantó esa parte del himno que dice: ‘cubre mi indefensa cabeza con la sombra de tu ala’. Lo escuchamos y dije: ‘Muchachos, bajen sus rifles. No podemos dispara ahora’”.

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