miércoles, 6 de agosto de 2014

LECCIÓN 12: ¿CUÁL ES EL PAPEL DEL DIEZMO EN LA VIDA DEL CRISTIANO?


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      LECCIÓN 12: ¿CUÁL ES EL PAPEL DEL DIEZMO EN LA VIDA DEL CRISTIANO?
       El objetivo de esta lección, es obtener la bendición de Dios y la prosperidad económica. “Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello” (Lucas 11:42). La vida del cristiano tiene que ver con todas las áreas de la experiencia humana. Tiene que ver con nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestro cuerpo y las posesiones que tenemos.

        Cuando Dios estableció el diezmo en la creación, él tenía un propósito. Dios le dijo a Adán que todo lo que él veía a su alrededor, las tierras, los árboles, los frutos, todo es mío. Pero yo sé que para que tú puedas vivir, necesitas de esas cosas; entonces te voy a prestar. Todo esto que yo crié y me pertenece, te voy a prestar. “Del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” (Salmos 24:1). “‘Mía es la plata, mío es el oro’, dice el Señor Todopoderoso” (Hageo 2:8)“Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud” (Salmos 50:12). Pero yo sé, dijo Dios, que a medida que el tiempo pase, tú vas a tener la tentación de pensar que todo es tuyo. Entonces, para que tú nunca te olvides que todo lo que yo crié es mío y sólo te lo estoy prestando, vamos a establecer un pacto. Tú puedes usar el 90% de todo lo que yo te di, pero el 10% va a ser para mí. “Y Dios, el Señor, mandó al hombre: ‘Puedes comer de todo árbol del huerto, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás. El día que comas de él, de cierto morirás’” (Génesis 2:16,17). Dios se reservó un árbol y les advirtió a la pareja del Edén, que si ellos tocaban ese árbol, significaría que ellos se estaban haciendo dueños de todo lo que Dios creó. Ese árbol representaba la lealtad a Dios.

        Infelizmente, Adán y Eva tocaron el árbol y fueron expulsados del Edén. Ya no había árbol prohibido, pero el pacto continuaba. Y ahora, la señal de lealtad sería el diezmo. La décima parte de todo lo que Dios nos da, será reservado para Dios. “Y Jacob hizo un voto. Dijo: ‘Si Dios va conmigo, y me guarda en este viaje, y me da pan para comer y vestido para vestir, y si vuelvo en paz a casa de mi padre, el Señor será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios. Y de todo lo que me des, sin falta el diezmo lo apartaré para ti’” (Génesis 28:20-22). Allí está el pacto de Dios con el hombre. Dios nos dice: “Hijo, todo lo que tú tienes es mío; el auto, la casa, la ropa, el sueldo que tú recibes, el cuerpo que eres, las fuerzas tienes, los talentos con que fuiste dotado y hasta el tiempo de que dispones. Pero yo te presto todo eso, porque tú necesitas todo aquello para vivir. Ahora, yo sé que a medida que el tiempo pasa, tú vas a tener la tentación de pensar que tú eres el dueño, y para que tú nunca olvides que yo soy el dueño, vamos a hacer un pacto, y tú me vas a devolver el 10% de todo lo que yo te presté. Así, yo sabré que tú estás reconociendo que yo soy el dueño. Si algo te llegare a faltar, ven a mí, porque yo soy el dueño de todo y probadme ahora en esto. Yo soy el propietario, y tú, mi administrador y socio. Te recompensaré con creces”.

        Para devolver el diezmo, tú no tienes que esperar a ver si es que algo te sobra, sino que, en primer lugar, tú tienes que separar lo que es de Dios, y después, con lo que te sobra tienes que vivir. El diezmo se usa exclusivamente para la manutención del ministerio pastoral y para la predicación de la Palabra de Dios. Las ofrendas voluntarias son aparte, y se destinan para los gastos de la iglesia local. No se realizan juegos de azar para financiar a la iglesia. Todos los pastores reciben la misma cantidad de dinero para vivir, adecuándose al costo de vida de cada lugar. Es cierto que en otras iglesias esto no es así, pero en la Iglesia Adventista, existe una administración sabia, prudente y equilibrada. Los líderes de la obra, rinden cuenta de lo que hacen con el dinero cada año a una comisión administrativa, y cada cierto tiempo, a la iglesia toda.  Si algún líder usa mal el dinero, como ser humano que es, es posible que ocurra, este líder dará cuenta a Dios, pero eso no es disculpa para que yo deje de cumplir con el pacto que Dios estableció conmigo. El diezmo no se da, porque no es nuestro, el diezmo se devuelve a Dios. El diezmo es sagrado, y a través de él, Dios quiere sacar de nosotros el egoísmo y la codicia, y que aprendamos a amar  como Dios nos amó y dio a su Hijo por nosotros; y al hacer esto, dio todo el cielo en un don.

       Consejos bíblicos de administración financiera: Hay cuatro fuentes de generación de riqueza: a) los recursos naturales, b) el trabajo, c) la habilidad empresarial y d) el capital. Teniendo esto en cuenta:

 1. Viva por debajo de sus ingresos: “No muchos días después, el hijo menor juntó todo y se fue a un país lejano. Y allá desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (Lucas 15:13). Lo contrario de pródigo, hiperconsumo o despilfarro, es ser frugal o austero, y este es el estilo de vida de las personas prósperas y  de un cristiano responsable. Es un comportamiento que se caracteriza por la economía en el uso de los recursos. Ser frugal es la piedra angular de la creación de riqueza, e implica gastar menos de lo que ganamos, es decir, ahorro y no deudas.

2. Administre su tiempo, energía y dinero con eficiencia: “Quien de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero a calcular el costo y ver si tiene lo que necesita para terminarla” (Lucas 14:28). La eficiencia es uno de los componentes más importantes de la creación de riqueza. Planifique bien sus inversiones, ya que esto tiene directa relación con la prosperidad financiera. Llevar adelante una casa sin presupuesto, es como manejar una empresa sin un plan, sin objetivos y sin dirección. Asesórese bien, rodeándose de un buen equipo de trabajo. Haga un cálculo simple de sus ingresos y de sus gastos mensuales. Tenga una agenda que le permita planificar sus actividades y su presupuesto.

3. Considere la independencia económica como algo más importante que ostentar un nivel social alto: “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22). Si su motivación de ganar dinero es gastarlo en lujos, nunca conseguirá seguridad financiera. El dinero no debe cambiar nunca nuestros valores. Si usted adquiere un objeto con estatus, como por ejemplo un auto de lujo, tendrá que gastar más para sostener ese estatus, como por ejemplo, más gastos en impuestos, repuestos del vehículo, alarmas, seguros, etc. Esto altera nuestro estilo de vida. Considere cada gasto en términos de productividad. No tratemos de vender una imagen de lo que no somos, para ocultar deficiencias del carácter.

 4. Elija la ocupación indicada: “A unos dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos” (Mateo 25:15). En general, la mayoría de las profesiones autónomas, como médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, contadores o dentistas,  son de alta rentabilidad; pero también, otras profesiones u oficios, si se desempeñan con excelencia, pueden ser muy bien remuneradas. El talento es un don de Dios que debe ser desarrollado. Todos tenemos algo que podemos hacer bien, que nos gusta hacer, y que otros están dispuestos a pagar para que nosotros lo hagamos. Allí está nuestra vocación.

5. Orar a Dios: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Todas nuestras peticiones deben ser dirigidas a Dios con fe, y él promete suplir nuestras necesidades.

6. Vivir con integridad: “Joven fui y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni a sus hijos mendigar el pan” (Salmos 37:25). Trabajar honradamente, sirviendo al prójimo con amor, respetando los principios divinos en el trabajo y en el hogar.

7. Poner a Dios en primer lugar: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Dios nos bendice no solo en lo económico, sino también en la salud, la felicidad familiar, en la realización personal  y profesional, si somos fieles a él y le damos la prioridad en nuestras vidas.

 8. Ser solidario y generoso en dar ofrendas: “Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado” (Proverbios 11:24,25). Ayudar al necesitado y al avance de la obra de Dios, hace de este mundo un mejor lugar para vivir, y así, edificamos nuestro carácter haciendo tesoros en el cielo, porque donde este nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón.

9. Devolver el diezmo: “Traed todo el diezmo a la tesorería, y haya alimento en mi casa. Y probadme en esto –dice el Señor Todopoderoso-, a ver si no abro las ventanas del cielo y vacío sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10).  Amigos queridos, Dios providenció para ti bendiciones abundantes. Están preparadas allí para ti. El oro y la plata son de Dios; el mundo entero y sus posesiones son de Dios. Demándamelo dice él. Pero antes de usufructuar de los privilegios que Dios te da, debes ser consciente de tu responsabilidad de reconocer que todo lo que existe en este mundo es de Dios. Y que todo lo que tú tienes, sea poco o sea mucho, le pertenece. Esto se hace no con palabras, sino con hechos, devolviéndole a Dios el diezmo. Así demostramos nuestra lealtad a Dios, y que nuestra confianza y fe no está puesta en el dinero, sino en Dios. Que no es el dinero lo que nos mueve a actuar, sino el amor. Cuando tú devuelvas el diezmo, entonces podrás contar a las personas, las grandes bendiciones que Dios preparó para ti. Que Dios prospere tu familia; prospere las obras de tus manos y tu trabajo. Que Dios te bendiga.
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