LECCIÓN 9: ¿ES NECESARIO BAUTIZARSE
PARA SER SALVO?
Jesús ordenó a sus discípulos a
bautizar. “Y les dijo: id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere
bautizado será salvo; mas el que no creyere será condenado” (Marcos
15:15,16). Esta orden se repite
también en el Evangelio según San Mateo: “Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:19,20).
El
problema es que hay muchas personas que piensan que amar a Jesús, entregarle
el corazón y vivir con él es suficiente y no necesitamos bautizarnos. Otras
personas dicen: “Yo ya fui bautizado cuando era un bebe; ¿por qué tengo que
bautizarme otra vez?” Pero cuando Dios dio la orden de bautizar, también dio
las características del verdadero bautismo. La persona que se bautizara debía
ser enseñada, tenía que ser hecho discípulo, creer en Dios y arrepentirse de
sus pecados. “Pedro les dijo:
Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
Además, el bautismo para ser bíblico, debe ser realizado por inmersión, o
sea, sumergido en el agua. Jesús fue bautizado en el río Jordán y Felipe bautizó a un eunuco “Y yendo por el camino, llegaron a cierta
agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado?... Y
mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le
bautizó” (Hechos 2:36,38). Los bautismos se realizaban en lugares donde
había bastante agua.
Ahora, si una persona ha sido
bautizada sin haber sido enseñada, sin haberse arrepentido, sin haber sido
sumergida en el agua, entonces fue bautizada con un bautismo que no es
bíblico, o un bautismo falsificado. Un bebe no tiene la capacidad de ser
instruido, ni de ser hecho discípulo, ni de arrepentirse. Y si así y todo es
bautizado, entonces ese bautismo no es bíblico. Un bautismo falso, que no
tiene las características bíblicas, es sinónimo de nada y es como si esa
persona nunca hubiese sido bautizada. “Aconteció
que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las
regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues,
fuisteis bautizado? Ellos dijeron en el
bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento,
diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es,
en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del
Señor Jesús” (Hechos 19:1-5). Aquí hay un grupo de cristianos que no
habían recibido un bautismo bíblico, pues no habían recibido la verdad
completa, porque no habían escuchado hablar del Espíritu Santo, y Pablo les
predica y los bautiza nuevamente.
El bautismo sólo tiene valor cuando
tiene las características del bautismo bíblico. Pero el bautismo no es lo que
nos va a salvar; quien te salva es Jesús. Hay personas que piensan que tienen
que bautizarse para salvarse, porque, para ellas, el bautismo tiene algún
poder extraño capaz de salvar. Pero esto es un error, porque el único que es
capaz de salvar, de transformar a una persona, de producir arrepentimiento en
el corazón, es Jesús. Pero si tú amas a Jesús, de manera natural querrás
bautizarte. El bautismo es una especie
de matrimonio con Cristo. El matrimonio es un acto público de nuestro
compromiso formal con una persona; y el bautismo viene siendo algo parecido.
Es nuestro testimonio público de nuestra aceptación de Cristo y nuestro
compromiso de seguirlo. Al ser sumergidos en el agua en el bautismo,
representamos que morimos en la muerte de Cristo al pecado y al salir del
agua, resucitamos a una vida nueva.
Tal vez tú ya tienes conocimiento
bíblico y estás postergando la fecha de tu bautismo, porque piensas que tu
vida todavía no está preparada para dar el gran paso del bautismo. Pero el
bautismo no es el certificado que la iglesia te da porque eres un cristiano
con nota máxima. El bautismo es la puerta de entrada a la vida cristiana. Si
tú esperas vivir la santa ley de Dios al pie de la letra y vivir una vida sin
errores antes de bautizarte, pues entonces nunca te bautizarás, porque nunca
llegarás al ideal de vida que esperas para el bautismo.
Tienes que creer en el señor Jesucristo
con todo tu corazón, amarlo y entregarle tu vida y desear declarar
públicamente tu amor por él. Esto es todo lo que necesitas para el perdón de
tus pecados y el comienzo de una vida nueva. Entonces, a partir de tu
bautismo comienzas a caminar con Dios. Como todo niño puedes resbalarte y
caer, puedes tropezar, porque eres un niño recién nacido en Cristo, que está
aprendiendo a andar. Pero al igual que un padre que ve a su hijo aprendiendo
a caminar y este cae, Dios nos levanta y nos anima a continuar. Él es un
Padre amoroso que nos trata con cariño.
Cristianismo es caminar de la mano con Jesús, y la puerta de entrada
de esa experiencia maravillosa, es el bautismo.
“Muchos se perderán esperando y
deseando ser cristianos. No llegan al punto de dar su voluntad a Dios” (no
llegan al punto de dar su facultad de decidir o escoger a Dios)...“Por
medio del debido ejercicio de la
voluntad, puede obrarse un cambio completo en vuestra vida. Al dar vuestra voluntad a Cristo, os unís
con el poder que está sobre todo principado y potestad. Tendréis fuerza
de lo alto para sosteneros
firmes, y rindiéndoos así constantemente
a Dios,seréis fortalecidos
para vivir una vida nueva, es
a saber, la vida de la
fe” (El camino a Cristo).
Esta vida no es tuya ni es mía, ya es muy tarde para seguir postergando tu
decisión. Quizá Dios te permitió estudiar esta lección, para entender que tu
oportunidad es ahora. No hay más tiempo para perder. Mañana puede ser
demasiado tarde. Que Dios te ayude a tomar tu decisión.
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