miércoles, 6 de agosto de 2014

LECCIÓN 9: ¿ES NECESARIO BAUTIZARSE PARA SER SALVO?


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LECCIÓN 9: ¿ES NECESARIO BAUTIZARSE PARA SER SALVO?
       Jesús ordenó a sus discípulos a bautizar. “Y les dijo: id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere será condenado” (Marcos 15:15,16).  Esta orden se repite también en el Evangelio según San Mateo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:19,20).

El problema es que hay muchas personas que piensan que amar a Jesús, entregarle el corazón y vivir con él es suficiente y no necesitamos bautizarnos. Otras personas dicen: “Yo ya fui bautizado cuando era un bebe; ¿por qué tengo que bautizarme otra vez?” Pero cuando Dios dio la orden de bautizar, también dio las características del verdadero bautismo. La persona que se bautizara debía ser enseñada, tenía que ser hecho discípulo, creer en Dios y arrepentirse de sus pecados. “Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). Además, el bautismo para ser bíblico, debe ser realizado por inmersión, o sea, sumergido en el agua. Jesús fue bautizado en el río Jordán y  Felipe bautizó a un eunuco “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado?... Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó” (Hechos 2:36,38). Los bautismos se realizaban en lugares donde había bastante agua.

        Ahora, si una persona ha sido bautizada sin haber sido enseñada, sin haberse arrepentido, sin haber sido sumergida en el agua, entonces fue bautizada con un bautismo que no es bíblico, o un bautismo falsificado. Un bebe no tiene la capacidad de ser instruido, ni de ser hecho discípulo, ni de arrepentirse. Y si así y todo es bautizado, entonces ese bautismo no es bíblico. Un bautismo falso, que no tiene las características bíblicas, es sinónimo de nada y es como si esa persona nunca hubiese sido bautizada. “Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizado?  Ellos dijeron en el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hechos 19:1-5). Aquí hay un grupo de cristianos que no habían recibido un bautismo bíblico, pues no habían recibido la verdad completa, porque no habían escuchado hablar del Espíritu Santo, y Pablo les predica  y los bautiza nuevamente.

        El bautismo sólo tiene valor cuando tiene las características del bautismo bíblico. Pero el bautismo no es lo que nos va a salvar; quien te salva es Jesús. Hay personas que piensan que tienen que bautizarse para salvarse, porque, para ellas, el bautismo tiene algún poder extraño capaz de salvar. Pero esto es un error, porque el único que es capaz de salvar, de transformar a una persona, de producir arrepentimiento en el corazón, es Jesús. Pero si tú amas a Jesús, de manera natural querrás bautizarte.  El bautismo es una especie de matrimonio con Cristo. El matrimonio es un acto público de nuestro compromiso formal con una persona; y el bautismo viene siendo algo parecido. Es nuestro testimonio público de nuestra aceptación de Cristo y nuestro compromiso de seguirlo. Al ser sumergidos en el agua en el bautismo, representamos que morimos en la muerte de Cristo al pecado y al salir del agua, resucitamos a una vida nueva.

        Tal vez tú ya tienes conocimiento bíblico y estás postergando la fecha de tu bautismo, porque piensas que tu vida todavía no está preparada para dar el gran paso del bautismo. Pero el bautismo no es el certificado que la iglesia te da porque eres un cristiano con nota máxima. El bautismo es la puerta de entrada a la vida cristiana. Si tú esperas vivir la santa ley de Dios al pie de la letra y vivir una vida sin errores antes de bautizarte, pues entonces nunca te bautizarás, porque nunca llegarás al ideal de vida que esperas para el bautismo.

    Tienes que creer en el señor Jesucristo con todo tu corazón, amarlo y entregarle tu vida y desear declarar públicamente tu amor por él. Esto es todo lo que necesitas para el perdón de tus pecados y el comienzo de una vida nueva. Entonces, a partir de tu bautismo comienzas a caminar con Dios. Como todo niño puedes resbalarte y caer, puedes tropezar, porque eres un niño recién nacido en Cristo, que está aprendiendo a andar. Pero al igual que un padre que ve a su hijo aprendiendo a caminar y este cae, Dios nos levanta y nos anima a continuar. Él es un Padre amoroso que nos trata con cariño.  Cristianismo es caminar de la mano con Jesús, y la puerta de entrada de esa experiencia maravillosa, es el bautismo.
      
     “Muchos se perderán esperando y deseando ser cristianos. No llegan al punto de dar su voluntad a Dios” (no llegan al punto de dar su facultad de decidir o escoger a Dios)...“Por medio del debido ejercicio de la voluntad, puede obrarse un cambio completo en vuestra vida. Al dar vuestra voluntad a Cristo, os unís con el poder que está sobre todo principado y potestad. Tendréis fuerza de lo alto para sosteneros firmes, y rindiéndoos así constantemente a Dios,seréis fortalecidos para vivir una vida nueva, es a saber, la vida de la fe” (El camino a Cristo). Esta vida no es tuya ni es mía, ya es muy tarde para seguir postergando tu decisión. Quizá Dios te permitió estudiar esta lección, para entender que tu oportunidad es ahora. No hay más tiempo para perder. Mañana puede ser demasiado tarde. Que Dios te ayude a tomar tu decisión. 

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