miércoles, 6 de agosto de 2014

LECCIÓN 8: ¿QUÉ EXISTE DESPUÉS DE LA MUERTE?


www.Tu.tv

LECCIÓN 8: ¿QUÉ EXISTE DESPUÉS DE LA MUERTE?

        En el fondo del corazón humano, existe una interrogante inconsciente:¿qué existe después de la muerte? Queremos saber a dónde vamos cuando morimos. Para entender bien esto, tenemos que recordar la creación del hombre. Dios hizo un muñeco de barro; el barro es inerte, no tiene vida ni siente. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7). El texto bíblico dice que cuando el soplo de vida entró en ese barro, el hombre vivió y se convirtió en un alma viviente; un ser humano vivo.

        La pregunta es ¿qué sucede cuando el ser humano muere? “Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7). El texto sagrado señala que en la muerte se produce el proceso inverso de como fue creado el ser humano. El cuerpo vuelve a la tierra nuevamente, es decir, se convierte en polvo o barro, y el espíritu o soplo de vida, vuelve a Dios que lo dio.

        Desde el punto de vista bíblico, alma viviente es el ser humano viviente. No existe espíritu vagando por el espacio. Antes de nacer, la persona no existía, y después de morir, la persona deja de existir. No existen almas en pena llorando por allí o atormentando a los que están vivos. “Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido” (Eclesiastés 9:5). Los que están vivos, tú y yo, estamos conscientes de que estamos vivos y que moriremos, pero los muertos no saben nada; ellos no están conscientes de nada. “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, a donde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría” (Eclesiastés 9:10). O sea que, cuando tenemos un ser querido vivo, todo lo que podamos hacer por él en esta tierra, lo tenemos que hacer mientras está vivo; si tenemos padres ancianos, tenemos que darles cariño, darles amor, darles atención, darles cuidado, porque cuando ellos mueran, llevar flores al cementerio no va a dejarlos ni más ni menos felices. Ahora, si tú quieres puedes llevarles flores, pero no porque eso va a agradarle al difunto, pues eso te va hacer sentir bien a ti, de que no has olvidado a ese ser amado, pero eso no lo va hacer feliz a la persona que falleció, pues ella ya no tiene conciencia de nada. 

        Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, realizó la resurrección de Lázaro. Jesús dijo a sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto” (Juan 11:11-14). Y esa tarde, cuando llegó a la casa de Lázaro y todos lloraban porque había muerto, Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). Esto nos enseña, que para Jesús la muerte es un sueño; el dormir se caracteriza por un estado de inconciencia, y esto es precisamente lo que ocurre con la muerte. Y así como uno duerme también despierta, también despertarán algún día todos los que creyeron en Jesús, porque la vida es Cristo. Si la persona muere en Cristo, duerme con la bendita esperanza de la resurrección. Ahora, si una persona muere sin Cristo, entonces si es el caos, la desesperación, porque ella no tiene esperanza.

        Hoy día, el espacio invisible está poblado de espíritus de demonios, que se hacen pasar por gente que ya falleció. Así, el enemigo quiere engañar a las personas haciéndolas creer que todavía viven. Dios dijo: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17).  En contraste con esta declaración, “la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás” (Apocalipsis 20:2), estableció la primera mentira y el primer gran engaño, que es el fundamento del espiritismo moderno: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis” (Génesis 3:4). Hasta ahora se escuchan los ecos de este engaño del padre de toda mentira, con el cual trajo la caída de nuestros primeros padres. Para el espiritismo, la muerte no existe; al morir tú te transformas, evolucionas o te reencarnas; tú espíritu no muere nunca. Pero Dios nos dice lo contrario, que la muerte sí existe, y representa la cesación de todas nuestras facultades.

        La pregunta es: ¿hasta cuándo el ser humano queda en la condición de polvo inconsciente descansando y soplo que vuelve a Dios? Bueno, Marta, la hermana de Lázaro, respondió bien a esa pregunta, al decir: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero” (Juan 11: 24). Y Pablo también señaló: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13). En esta vida podemos perder muchos seres queridos, porque infelizmente entró el pecado a este mundo, y el pecado trajo con él la muerte, las lágrimas, el sufrimiento y las tragedias. Y si muere un ser querido tenemos todo el derecho de llorar, pues somos seres humanos y amamos a personas en esta vida. Pero nosotros los que tenemos la esperanza, no nos desesperamos, no enloquecemos, no intentamos suicidarnos. Podemos llorar, pero lloramos con esperanza; podemos sufrir, pero sabemos que el sufrimiento no dura toda la vida, que mañana es otro día, que no todo está perdido, porque hay esperanza.

      “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él… Porque el Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:14,16). ¡Que noticia maravillosa! Si tú perdiste un ser querido, tienes que tener la seguridad de algo que Dios te está prometiendo; que Dios despertará a la vida a tus seres queridos que hayan muerto, y resucitarán en ocasión de la segunda venida de Cristo a la tierra. Y tú los podrás tocar y abrazar, pues resucitarán transformados, en completa salud. “Pues es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:53). Allí sí no habrá más muerte, porque viviremos con Jesús, que es la vida, para siempre. Pero para experimentar esto, tendremos que vivir una vida de comunión diaria con Jesús. Pero si tú mueres sin Cristo, entonces esta promesa no puede ser para ti. Jesús está con los brazos abiertos diciendo: Hijos, yo soy la persona vida; vengan a vivir en mis brazos. Y si tú vas a Jesús y vives con él, no tienes que tener miedo de la muerte. Y a pesar que tú mueras en esta tierra, puedes morir con la esperanza de que duermes hasta la venida de Jesús.
Take our online test

No hay comentarios:

Publicar un comentario